Resquebrajado el equipo económico

Editorial
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La disyuntiva entre avanzar en la agenda privatizadora o mantener el fuerte peso del Estado en la economía cuando pase la pandemia de la Covid-19 resquebraja al equipo económico del presidente Jair Bolsonaro y siembra dudas sobre el futuro.

El propio mandatario se vio en la necesidad de dar explicaciones tras la renuncia de dos importantes secretarios del Ministerio de Economía, cuyo titular, llegó a encuadrar esas bajas en lo que calificó de desbandada en su equipo.

Bolsonaro reafirmó que la agenda de privatizaciones del Gobierno se mantiene en pie, pese a que ha sido ralentizada por los efectos económicos de la pandemia, que ya deja más de 103.000 muertos y 3,2 millones de casos en el país, y también por las trabas burocráticas que impone la legislación a la hora de vender una estatal.

El mandatario subrayó que, por una decisión adoptada por la Corte Suprema en 2019, la negociación de una empresa del Estado debe tener el aval previo del Congreso; para privatizar está lejos de ser, simplemente, tomar una estatal y ponerla en la estantería para que aquel que pague más se la ‘lleve a casa.

Unos grupos, aunados en el llamado “centrón”, a los que Bolsonaro se ha acercado para intentar construir la base parlamentaria de la que aún carece, pero que históricamente han controlado las empresas públicas y manejado sus presupuestos con intereses políticos.

En las últimas semanas, el equipo de Guedes, un fiel discípulo de la Escuela de Chicago y que situó en cargos claves de la economía a radicales seguidores de esa línea ultraliberal, ha sufrido lo que el propio ministro calificó de desbandada. La meta de ese equipo económico para este año era privatizar al menos 300 de las 624 empresas controladas por el Estado brasileño. Sin embargo, incluidas las realizadas desde enero de 2019, cuando Bolsonaro llegó al poder, las privatizaciones suman 84, todas de muy pequeñas empresas; por la pandemia de coronavirus, las previstas para este año están de momento suspendidas.

Si bien el gobernante ha reafirmado su agenda económica liberal, en las últimas semanas parece más volcado a cimentar las bases para su posible reelección en 2022, que tendrían como piedra fundamental a los partidos del llamado “centrón”. RSon formaciones de centro y derecha, que aportaron gobernabilidad durante las gestiones de los progresistas Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff y en las que Bolsonaro ha decidido apoyarse ahora, con la clara intención de ampliar su espectro político, muy enfocado hasta hoy en una limitada ultraderecha.


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