Colombia marcha adelante

Editorial
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Colombia se destacó como el país de América Latina y el Caribe que registró los mayores avances en la transición energética, de acuerdo con el Índice de Transición Energética que realiza cada año el Foro Económico Mundial, ya que el país subió 9 puestos, pasando de la posición 34 en 2019 a la 25 en 2020, entre un total de 115 países.

El Foro Económico Mundial, también llamado Foro de Davos, es una fundación sin fines de lucro con sede en Ginebra, que se reúne anualmente en el Monte de Davos, Suiza, y que sobre todo es conocida por su asamblea anual en Davos, Suiza. Allí se reúnen los principales líderes empresariales, los líderes políticos internacionales, así como periodistas e intelectuales selectos, a efectos de analizar los problemas más apremiantes que afronta el mundo, y entre ellos, la salud y el medio ambiente desde 1991.

El concepto de transición energética se define, por lo general, como un cambio estructural a largo plazo en los sistemas energéticos. El diseño de los sistemas de energía del mundo ha cambiado significativamente con el tiempo. Hasta la década de 1950, el mecanismo económico que sostenía los sistemas de energía era local en lugar de global; a medida que avanzó el desarrollo, los diversos sistemas nacionales se integraron cada vez más y se convirtieron en los grandes sistemas internacionales de la actualidad. Las tasas históricas de transición de los sistemas de energía han sido estudiadas exhaustivamente.
Si bien las transiciones energéticas históricas constituyeron en general eventos prolongados, que se desarrollaron durante muchas décadas, esto no se aplica necesariamente a la transición energética actual, que se desarrolla bajo políticas y condiciones tecnológicas muy diferentes. Se considera que el desafío más importante que enfrenta la humanidad en el siglo XXI es resolver el problema del calentamiento global.

Después de Uruguay, que mantuvo su posición número 11, Colombia es el segundo país de la región que aparece en este ranking, superando a naciones como Chile y Costa Rica. El Índice de Transición Energética también resalta que Colombia se encuentra ubicado en el segmento de los países líderes; es decir, que cuenta con un sistema energético en buen funcionamiento y alta preparación para la transición, los dos componentes principales que evalúa la medición.
Los avances de Colombia en la Transición Energética se traducen en equidad, desarrollo y avances en la mitigación del Cambio Climático. En 2019, se aseguró una mayor participación de la energía solar y eólica en la matriz eléctrica, pasando de menos de 50 megavatios a más de 2.500 megavatios de capacidad instalada en este tipo de fuentes al año 2022, esto permite tener una matriz más resiliente ante la variabilidad climática y más amigable con el medio ambiente, en beneficio de todos los colombianos.

Este cambio será posible con la construcción de 14 proyectos de energías renovables no convencionales, 9 eólicos y 5 solares, luego de lograr asignaciones en las subastas de Cargo por Confiabilidad y de contratos a largo plazo que se llevaron a cabo el año pasado; los proyectos estarán ubicados en La Guajira, Cesar, Córdoba, Valle del Cauca y Tolima, aumentando la participación de este tipo de fuentes en la matriz eléctrica de menos del 1% al 12%, al año 2022.
El Índice de Transición Energética evalúa dos grandes componentes. En primer lugar, el rendimiento del sistema, que hace referencia a las características y funcionamiento del sistema energético de cada país.

Una de las variables en las que más avanzó Colombia fue el Acceso a la Energía y Seguridad, debido al aumento en la tasa de electrificación de las comunidades y la disminución del uso de leña para la cocción de alimentos. El otro componente que evalúa el índice es la preparación para la transición; es decir, qué tan preparado está un país en el camino hacia una transición energética. En este componente, Colombia se destaca principalmente por los avances en la variable de Regulación y Compromiso Político, que incluye los avances en las metas del Acuerdo de París, la estabilidad política y la regulación para energías renovables y eficiencia energética.