Líderes enfrentados unidos por la cloroquina

Editorial
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Jair Bolsonaro y Nicolás Maduro, líderes de corrientes ideológicas opuestas y enemistados públicamente, comparten mucho más de lo que parece. Además del gusto por contar con militares en sus respectivos gobiernos, ambos defienden un polémico fármaco contra la Covid-19: la cloroquina.

Junto a Donald Trump, que la ha tomado preventivamente las últimas semanas, los mandatarios de Brasil y Venezuela son de los pocos líderes mundiales en promover este medicamento, un antipalúdico que puede acarrear serios efectos secundarios y cuya efectividad contra el coronavirus no está comprobada. El mandatario estadounidense, muy crítico con la gestión de la Organización Mundial de la Salud, OMS, anunció este jueves que dejará de tomar la cloroquina en dos días, aunque no explicó si lo hará por prescripción facultativa o por decisión propia.

Bolsonaro, de 65 años, ha sido especialmente enfático en promover su prescripción desde el comienzo de la pandemia en Brasil, a pesar de los problemas que le ha generado. Sus dos últimos ministros de Salud se marcharon por desavenencias sobre la administración generalizada del fármaco. Los estados y municipios brasileños, quienes tienen competencias en Sanidad, juegan también un papel clave en su implantación. En todo caso, para su administración se necesita de la autorización del paciente o la familia, según el decreto de flexibilización auspiciado por Bolsonaro.
Sin embargo, tres de las principales asociaciones médicas de Brasil, la Asociación de Medicina Intensiva, la Sociedad Brasileña de Infectología y la Sociedad Brasileña de Neumología, han desaconsejado su uso.

Maduro, por su parte, aunque no es tan enfático como su homólogo brasileño en el uso de la cloroquina, dio orden de usarla en todos los estados para tratar a los contagiados por la Covid-19, desde que se conocieron los primeros casos en el mes de marzo. Las primeras 77 personas infectadas fueron medicadas con el antimalárico; además, se administraría la cloroquina a los contactos cercanos de cada paciente y al personal sanitario que trata a las personas con Covid-19.

Para Maduro la cloroquina que van a usar se tiene tratamiento suficiente para atender a 115.000 pacientes que llegaran a tener infección; pero él piensa que no llegan a ese nivel porque la cuarentena en Venezuela está funcionando, y están capacidad de atender a ese número de pacientes. Si bien no hubo voces discordantes en el seno del Ejecutivo, fueron numerosos los especialistas que pusieron en duda la eficacia del fármaco frente a la Covid-19, así como la capacidad del país para suministrar la cloroquina al número de afectados, ya que la escasez de medicamentos en Venezuela es habitual.

Bolsonaro ha accionado precisamente al Ejército para la fabricación de la cloroquina. Su Laboratorio Químico Farmacéutico había aumentado la producción de esta sustancia hasta mediados de abril hasta los 1,25 millones de comprimidos. El Gobierno brasileño eliminó además impuestos a la importación de fármacos con cloroquina y solicitó a la India, uno de los principales suministradores de medicamentos genéricos del mundo, un cargamento de materias primas para su elaboración en Brasil.

Sin embargo, Maduro no se ha enfrentado a este problema, puesto que su Ejecutivo asiente y acata cualquier sugerencia y orden del mandatario por que la Comisión Presidencial para el Control y la Prevención de la Covid-19, encabezada por la vicepresidenta ejecutiva Delcy Rodríguez y el ministro de Salud, Carlos Alvarado González, sigue al pie de la letra lo que el presidente mande.
Pero Maduro, similar a Bolsonaro también en el gusto por rodearse de militares en su gabinete, va más allá de la cloroquina entre los supuestos remedios frente al nuevo coronavirus: el Interferón cubano y una infusión de hierbas y plantas que, según el propio presidente publicó en su cuenta de Twitter, es el remedio mágico para numerosas enfermedades, entre ellas la Covid-19. La receta, defendida por el mandatario y avalada por el chavista y supuesto “doctor” Sirio Quintero, recibió grandes críticas y fue borrada de inmediato por la propia red social, al ser considerada engañosa y sin evidencia científica.

Pese a que el 23 de marzo, el ministro Rodríguez aseguró que las 77 personas contagias en el país estaban siendo tratadas con cloroquina, tan solo cuatro días después -el día 27- el presidente Nicolás Maduro aseguró que el 29 % de pacientes con Covid-19 en Venezuela se han recuperado con uso fundamental de Interferón. La variabilidad de las declaraciones oficiales en torno a los casos registrados en Venezuela, la información sobre el uso de los distintos tratamientos y la ausencia de documentación que avale los mensajes del Ejecutivo generan desconfianza e incertidumbre entre la población, que se enfrenta a diario, además, a las habituales dificultades propias del país.