Elecciones libres

Editorial
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Tanto los venezolanos, como las naciones hermanas de este país, están ansiosas de que Venezuela vuelva a la democracia y que sus ciudadanos sean partícipes de la misma.
En esa línea el presidente colombiano, Iván Duque, volvió a refrendar que la solución para la crisis venezolana pasa por la celebración cuanto antes de elecciones libres en ese país y por la puesta en marcha de un plan de recuperación económica.

La solución está en unificarse en una medida, que haya elecciones libres, e independientes, con todas las garantías internacionales, y con una agenda de recuperación económica que acompañe este proceso.

El gobierno colombiano lidera en América Latina el apoyo al presidente del Parlamento e interino de Venezuela, Juan Guaidó, que ha sido reconocido como tal por más de 50 países. En este sentido, se necesita apoyo internacional para que cese la dictadura y para que se recupere la economía.

La lectura de este proceso es que es un deber de la comunidad internacional defender los valores democráticos apoyando para que se dé una transición en Venezuela haciendo énfasis en que hay que perseverar y acelera los cambios. Esa transición, tiene que ampliarse con un gobierno en el que deben estar todos los sectores, incluido el chavismo, que ha dominado la vida política de Venezuela en los últimos 20 años.

Con respecto al apoyo internacional debe haber una mesa de donantes con compromisos reales y rápidos, ya que la crisis humanitaria de Venezuela es tan grave como la de Siria y el mayor peso en la ayuda a quienes emigran de ese país lo ha llevado Colombia por su condición de vecino ya que comparten una frontera de 2.219 kilómetros y por esto el gobierno Colombia pide recursos que vayan a la atención humanitaria de los migrantes.

Sobre el apoyo incondicional del gobierno colombiano a Guaidó, hay que destacar que 57 países, entre ellos Colombia, lo reconocen como presidente interino y esto ha servido para que en la comunidad internacional entienda la gravedad de la situación de Venezuela, de la cual han emigrado en los últimos años más de cuatro millones de sus ciudadanos; esto se puede definir como la encarnación de la valentía, del compromiso, del patriotismo y la entrega por enfrentar a la dictadura.

Hay críticas a este apoyo; hay algunos sectores que se quejan por la acogida que Colombia ha dado a más de 1,7 millones de venezolanos que se han establecido en el país en los últimos años, pero no se puede dejar de actuar en pro de los derechos de las personas y de los afectados del régimen de Maduro.

Con Venezuela se tiene una relación casi que umbilical y por eso se defiende la política migratoria fraterna y ordenada del gobierno colombiano, que incluso ha concedido la ciudadanía a más de 24.000 hijos de venezolanos nacidos en Colombia. Al respecto, el gobierno no dejará llevar por la presión de quienes piden que se cierre la frontera común o que se restrinja la entrada de venezolanos, atribuibles a sectores que son oportunistas frente al fenómeno migratorio, el apoyo de los ciudadanos venezolanos que han caído en desgracia por el régimen dictatorial de Nicolás Maduro.

Maduro rompió relaciones diplomáticas con Colombia el 23 de febrero de 2019, tras el fallido intento de Guaidó de atravesar la frontera desde Cúcuta a la cabeza de una caravana con alimentos y medicinas, lo que acabó en desórdenes.

El gobierno colombiano consideró que no hay condiciones para una reanudación al menos a nivel consular, como propuso Maduro el mes pasado, tras la detención en Maracaibo de la ex congresista colombiana Aída Merlano.

Los países tienen dignidad y Maduro no solo rompió relaciones con Colombia sino que también, además, expulsó a los diplomáticos colombianos a quienes les dio un plazo de 24 horas para salir de Venezuela, al igual que hizo en 2015 con miles de ciudadanos que habitaban en la zona fronteriza, marcándoles incluso sus casas.

Eso, sumado al apoyo que, el régimen de Maduro da en Venezuela a los disidentes de las Farc y a la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional, Eln, imposibilitan al menos por ahora una reanudación de relaciones; de ahí que no se vea ninguna situación favorable que permita mantener a funcionarios colombianos en Venezuela.


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