Una tierra sin dolientes.

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Escrito por:

Cristobal Moreno Charris

Cristobal Moreno Charris

Columna: Blosgs

e-mail: crimorcha@yahoo.es


A raiz de los acontecimientos por la crecida del Rio Magdalena, y que tantos daños causa a los ribereños  años tras años, es oportuno hacernos algunas reflexiones que bien vendrían a nuestros gobernantes.

Se quiere solucionar el problema cuando la creciente está en todo su apogeo cuando en realidad lo oportuno, lo indicado seria mirar las soluciones cuando el rio está en su nivel más bajo pues en esos momentos se pueden ejecutar obras y observar los resultados.

Es triste ver cómo llegan a los pueblos unos señores políticos a “inspeccionar” los daños y prometer soluciones. Pregúntese: Ha ido algún ingeniero hidráulico, algún ingeniero de obras civiles? No.  Solamente políticos que por primera vez van a estas regiones, van a conocer  la otra parte del Magdalena, que no tienen la menor idea de las soluciones ni por que ocurren estas situaciones

Pregúnteseles  ¿tienen estadísticas de los últimos años y de lo ocurrido en ellos?  Saben ellos cuantas personas habitan en cada Municipio y en cada corregimiento?  Saben si existe alguna maquinaria para taponar los desmadres?  Existen algunos planes de emergencia para cuando se presentan los desbordamientos? Cuantas explotaciones ganaderas existen?  para donde diablos coge la gente cuando se desborda el rio?.

Estas son apena algunas de las preguntas que deben hacerse los políticos que una vez regresan a su Santa Marta querida y acomodada, se olvidan de lo visto y hasta ahí llegan. “Bueno…esperemos a ver qué se puede hacer…”

Los que conocemos, porque hemos nacido y crecido allí, sabemos que hay otras posibilidades, otras medidas que tomar. Esto no es un problema para un año, esto es para toda la vida, mientras exista el rio Magdalena y mientras estos pueblos persistan en su afán de vida, los daños serán anuales.

Remediemos las cosas para toda la vida, para el futuro largo, contraten estudios hidráulicos que vayan al meollo del problema, que profesionalmente den las soluciones y soliciten a la Nación  la ejecución de las obras.

Vean ustedes, sabemos que el rio hace un codo en las cercanías de Piñón,  ese golpe de corriente forma remolinos que llamamos “ comelines”, que derrumban trincheras, y desbordamientos.- Si buscamos el mal en Salamina o en Guáimaro , no lo solucionamos nunca. Consulten con ingenieros si obligando a cambiar la corriente desde El Piñón  con dirección a la costa del Atlántico disminuirían ese golpe correntoso que causa daño.

Pilotes como los del puente viejo de Barranquilla, en una dirección diagonal, harían cambiar un poco la corriente hacia la otra orilla, permitiendo el trafico de embarcaciones y seguir conviviendo con el rio. Hoy en día, con tanta tecnología y a ojo de un Dron, nos concederían la razón y si no, al menos aportaríamos para ideas más autorizadas.-

Una condición sinecuam debe ser la conformación de una junta vigilante de las obras, de los gastos, y de las cosas a bien hacer. Sepan los señores políticos que en la región hay personas que con la mayor voluntad, el mejor deseos y la mayor honestidad estarían dispuestos a ejercer un control de todo.

Esto debe ser contratado con empresas serias, capacitadas, honestas (no utopias) que sean capaces de hacer las obras. -

Con visitas y promesas no arreglamos nada. Comprométanse o tomen la otra alternativa que daría para otro tema tan importante como este.

Subdividir el Departamento.  Está visto que la gobernalidad solamente llega hasta el Rodadero, y que son contados los magdalenenses que conocen la región sureña, que no han salido nunca del centralismo. Al igual que hay miles de habitantes de esas regiones que ni siquiera saben que Santa Marta es la capital y más bien creen que todo es Barranquilla.

Pivijay hace tiempo que estudia para capital.

¿Se dan cuenta cuan equivocados estamos todos?



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Autor: Cristobal Moreno Charris