¿Quien llora por ti Tasajera?

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Escrito por:

Víctor Reyes Morris

Víctor Reyes Morris

Columna: Blosgs

e-mail: viremorris@gmail.com 



La tragedia vivida por habitantes del corregimiento de Tasajera, con más de veintiséis muertos, plantea una situación más compleja, que la sola expresión de condolencia por las víctimas. Aquí hay varios elementos que nos hace pensar que esta población del Departamento del Magdalena constituye lo que podríamos llamar un espacio anómico, además de representar un caso agudo de la situación de pobreza en nuestro país.

Cuando uno viaja por la carretera que va de la capital del Magdalena, Santa Marta hacia Barranquilla en un bello paraje entre la Ciénaga Grande y el mar Caribe, en una franja estrecha a lado y lado de la vía, se observa un conjunto de casas que reflejan mucha pobreza y que son las viviendas de un pueblo pesquero que se llama Tasajera. Está cruzada esta población por esa vía de mucho tráfico, especialmente de camiones de carga. Hay varias situaciones que se conocieron a raíz de la tragedia mencionada, en donde especialmente jóvenes con bidones de gasolina trataron de extraer gasolina de un carrotanque que se volcó por esa carretera. De un momento a otro las llamas abrasaron al vehículo y a las personas que estaban en esa operación, como el registro visual que los noticieros de televisión mostraron desgarradoramente. Varios de los que participaban en el saqueo fueron alcanzados por las llamas y algunos murieron calcinados ahí mismo y otros con graves quemaduras fallecieron en hospitales de la Región.

Y es aquí donde vienen varias lecciones de esta dolorosa tragedia y la consideración de que se trata de un espacio anómico, lo que sustentaríamos en adelante. Llama la atención en primer término, como la policía que advirtió previamente sobre el riesgo del camión cargado de combustible volcado, fue rodeada por la multitud y “obligada” a retirarse. Aquí una reflexión: el poco respecto que la policía recibe en varias oportunidades se vuelve a patentizar y cabe preguntarse si este irrespeto a sus mandatos o solicitudes a los ciudadanos cobran tan poco o ningún acatamiento, ¿no estamos entonces ante conductas anómicas? O sea, una pérdida total de confianza en las reglas que rigen la convivencia social, que no es más que conductas anómicas.

Pero, hay más. En varias oportunidades por ese mismo sector y mostrado igualmente por noticieros de televisión se han visto bloqueados en la vía camiones de carga que son asaltados por turbas lugareñas para sustraer las mercancías transportadas y la policía impotente ante la situación. Al ser entrevistadas algunos de los habitantes cercanos a las vías justifican tales acciones por el hambre, el desempleo y la falta de ayudas en la situación de pandemia.

Los pescadores de Tasajera se quejan de que ya no consiguen pescado en la ciénaga Grande y de ahí su situación de pobreza, potenciada por la pandemia por la restricción de actividades. La pobreza del lugar es la percepción visible de los que conocen el sitio, pero principalmente de sus propios habitantes.

Un testimonio de un propio habitante del lugar nos revela la situación: “Aquí muchos amanecen a veces esperando que se voltee un carro cargado con comida, para solucionar el problema en su casa”, cuenta Fred Jiménez, un realizador audiovisual, residente en Tasajera, que está documentando toda la problemática social del pueblo. “Nos estamos muriendo de hambre. Hay días que lo único que podemos tener es lo que nos da la carretera”. Y hay más: “Aquí hay personas que están preparadas para esos momentos, tienen sacos, para meter cosas sólidas y tanques por si son líquidos”, asegura Jiménez, quien tiene amigos y hasta familiares que han participado de los saqueos. “Tienen las motos listas y están a la espera que pase algo, porque no tienen más nada que hacer, hace años que el Gobierno se olvidó de nosotros”. (fuente: diario El Tiempo).

El propio diario El Espectador recogió estos testimonios que avalan la caracterización sociológica del lugar de la tragedia: “Las autoridades locales han insistido en que fue la necesidad de la gente que habita esta zona -en condiciones de mucha vulnerabilidad- lo que llevó a que arriesgaran sus vidas tratando de sacar la gasolina del vehículo. “Los carros volteados se convirtieron en un recurso económico para la gente de Tasajera. Ellos decían: “ojalá se voltee un carro”. No lo decían por tener el alma mala sino por la necesidad de tener algo de comer porque los bolsillos estaban vacíos”, dice Fred Jiménez, gestor cultural de Tasajera.

De acuerdo con el alcalde de Pueblo Viejo, (al cual pertenece Tasajera) Fabián Obispo, en el corregimiento de Tasajera hay problemas de falta de abastecimiento de agua potable y suministro eléctrico: “Hay una precariedad alta en viviendas, hay un hacinamiento por parte de los habitantes. Muchas de las casas están construidas con material reciclable. Hay un gran problema ambiental, porque las personas usan la basura como relleno, para que cuando la temporada de lluvia llegue las casas no se inunden, puesto que la zona es una línea delgada de tierra entre la Ciénaga Grande y el mar Caribe. Son problemas que denotan la pobreza que vive el corregimiento”. ¡En otras palabras, todos los indicadores de pobreza absoluta!

Tenemos pues el ejemplo más contundente de espacio anómico. Volvamos a recordar su definición, que ha sido mi propuesta para desarrollar el concepto de Anomia. Entendemos por espacio anómico un lugar de transgresión permanente de las normas que se configura como un verdadero orden social propio que se organiza con una composición social específica, usualmente producto de la exclusión o el marginamiento.

No nos preciamos de encontrar los ejemplos fácticos para contrastar un aporte a la teoría sociológica. Mas bien nos preguntamos: ¿Quién va a hacer algo por Tasajera? Desfilaremos indolentes ante semejante tragedia que oculta una pobreza lacerante. El espacio anómico es un "síntoma”, lo que es una señal de que algo no anda bien y que se necesita respuesta de la autoridad y desde la sociedad en su conjunto, no solo desde la represión o castigo, sino desde la opción de atacar la raíz del problema.

Señor gobernador del Magdalena, Carlos Caicedo, usted que se aprecia de ser una persona progresista, ¿no sería la ocasión para adelantar una gran labor gubernamental y societal por Tasajera, de acciones afirmativas?


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Autor: Víctor Reyes Morris