“No hay nada más satisfactorio que ser útil”: Alfredo Méndez Alzamora

Alfredo Méndez Alzamora, rector seccional de la Universidad Sergio Arboleda.

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Este abogado samario disfruta formar parte de una institución que defiende el mismo valor con el que él se identifica: El humanismo. Y es que está convencido de que, para formar a buenos profesionales, primero hay que formar a buenos seres humanos.

Por: Daniela A. García G.

Redacción EL INFORMADOR

Fotos: Edgar Fuentes

Para Alfredo Méndez Alzamora, rector de la seccional Santa Marta de la Universidad Sergio Arboleda, no hay nada más gratificante que el servicio. Su lema es que “no hay cosa que satisfaga más la conciencia, que ser útil a los semejantes”.

Ese ha sido su pilar en el ejercicio de los diferentes cargos que ha desempeñado a lo largo de su vida, tanto en el sector público como en el privado. Pero si hay uno que particularmente lo haya llenado de satisfacciones es justamente el de dirigir la institución de educación superior.

“Para mí es más dignificante ser rector de la universidad que todo lo demás que haya podido haber hecho en la vida”, asegura.

Desde su papel como rector puede aportar no sólo en la instrucción de los jóvenes que son el futuro de la sociedad, sino también en su formación.

Sostiene que si hay algo que disfruta es formar parte de una institución que defiende el mismo valor con el que él se identifica: El humanismo. Y es que, para formar buenos profesionales, primero hay que formar a buenos seres humanos.

“Yo trato de ser útil todos los días. No hay nada que satisfaga más que sentirse útil a sus semejantes, a su familia, a su tierra, a la sociedad. Sentirse útil es la mayor satisfacción que puede tener una persona”, sostiene.

“Para mí es más dignificante ser rector de la universidad que todo lo demás que haya podido haber hecho”, Alfredo Méndez Alzamora, rector seccional de la Universidad Sergio Arboleda.

El rector de la Sergio Arboleda señala una foto en la que aparece junto al expresidente de la República, Álvaro Uribe Vélez, y al actual mandatario nacional, Iván Duque.


Destinado a ser abogado

Méndez Alzamora es abogado, egresado de la Universidad Libre de Barranquilla, especialista en Derecho del Trabajo, en Derecho Público y Procesal Civil.

Está casado con la barranquillera Socorro Navarro, de cuya unión nació su único hijo, Álvaro Méndez Navarro, abogado igual que él.

“Esta es una familia de abogados”, cuenta entre risas sentado en su oficina, ubicada en la sede centro de la Universidad Sergio Arboleda, una antigua edificación inaugurada en 1942 por el entonces gobernador del Magdalena, José B. Vives De Andréis, para albergar la correccional de menores de Santa Marta.

Su oficina es un espacio de unos cuatro metros por cuatro metros, en la que abundan los libros. En ella destacan un crucifijo del que cuelga un rosario y un cuadro con la imagen de Nuestra Señora de Fátima que sostiene en una esquina una estampita de San Francisco de Asís.

Se define como un hombre creyente, de fe, nada raro para un descendiente de judíos sefarditas y colonizadores españoles.

En la estancia, en un lugar visible, tiene una foto en la que aparece junto al expresidente de la República, Álvaro Uribe Vélez, y al actual mandatario nacional, Iván Duque, cuando este último visitó la universidad estando en campaña. “El presidente es “sergista”, aprovecha para precisar.

“Como le decía, vengo de una familia de abogados, porque los judíos por naturaleza no son comerciantes, son abogados. Mi abuelo, mi padre, mi persona y mi hijo estudiamos derecho”, manifiesta.

Alfredo Méndez Alzamora es uno de los siete hijos de Moisés Méndez Barreneche y María Francisca Alzamora Herrera.

Por el lado paterno, desciende de judíos sefarditas, quienes llegaron a La Guajira provenientes de Curazao, luego de haber apoyado a Simón Bolívar en su lucha independentista.

Y es que los sefarditas fueron expulsados en 1492 de los reinos de Castilla y Aragón, por lo que tuvieron que desplazarse hacia otros territorios hasta que finalmente llegaron a Curazao, una isla colonizada por Holanda. Estos judíos tenían prohibido por la inquisición pasar de Curazao a América continental, que estaba bajo el dominio de la corona española. Cuando supieron de un revolucionario con ideales libertarios le apostaron a él en contra de la monarquía.

Una vez que la revolución triunfó, los sefarditas pudieron llegar a Colombia, entrando por La Guajira, entre ellos los Méndez, quienes se asentaron en San Juan del Cesar, Riohacha y Barranquilla, como los Pinedo, los Juliao, los Salcedo, los Jessurum, los Cortizzos, los Pereira, los Alvarez Correa, los Henríquez, los Sourdis, entre otros.

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“Los judíos –retoma el tema- antes que nada, son abogados. A los judíos los obligaron a negociar con el dinero porque no les daban trabajo, eran perseguidos principalmente por su monoteísmo. Pero la vocación de los judíos es el derecho, todo el Pentateuco fue redactado por judíos –los primeros cinco libros de la Biblia- son principios y sentencias. Abraham, el padre de la fe, hizo un pacto con Dios, un convenio, que es una figura legal. Es la denominada Santa Alianza”, explica.

De hecho, se dice que, en el campo de concentración de Auschwitz, el mayor centro de exterminio durante el periodo nazi, los judíos resolvieron hacerle un juicio a Dios, sentarlo simbólicamente en el banquillo de los acusados, porque sentían que Él no les había protegido, aun cuando ellos no habían dejado de adorarlo. Es decir, para ellos, Dios había incumplido el pacto con el pueblo judío.

Por el lado materno, Méndez Alzamora es tataranieto de Joaquín de Mier y Benítez, un español radicado en Santa Marta en 1807, dueño de la Quinta de San Pedro Alejandrino, donde en 1830 murió Simón Bolívar.

“La mayor de las satisfacciones las vivo a diario: cuando veo por los corredores de la universidad el futuro de la sociedad instruyéndose y formándose”, Alfredo Méndez Alzamora, rector seccional de la Universidad Sergio Arboleda.

Méndez Alzamora es un aficionado a la lectura.


Amante de la historia

El rector seccional de la Sergio Arboleda es un amante de la historia. Actualmente se encuentra investigando sobre cómo Santa Marta fue culturizada científicamente por los profesionales guajiros.

“La base profesional de Santa Marta durante los siglos XIX y XX fue guajira. La Guajira es un territorio con el que la naturaleza no fue generosa, contrario a Santa Marta. Los guajiros ante la necesidad de profesionales en Santa Marta, en virtud del impulso de la zona bananera y el comercio portuario, se profesionalizaron en Bogotá y vinieron a Santa Marta a manejar aspectos fundamentales inherentes a la salud y el derecho”, expresa.

“La mayoría de los profesionales que llegaron de La Guajira a Santa Marta –agrega– eran abogados o médicos –entre ellos el abuelo de Méndez Alzamora-”.

“Acá –continua- había ausencia de profesionales, porque el samario era más dado a las costumbres españolas, no se preparaba científicamente, su cultura era eminentemente social”, completa.

El abogado también disfruta rememorar la Santa Marta de su infancia. “Yo vivía en la avenida del Fundador (carrera primera), entre calles 22 y 23, y recuerdo cómo pasaba el ganado arreado por vaqueros en bestias por toda la primera”.

Los animales salían desde el patio de los ferrocarriles, cerca del puerto, y eran arreados por toda la avenida del Fundador hasta el antiguo matadero, que quedaba en el barrio Bellavista.

El paso del ganado obligaba a las familias que habitaban en la zona a correr a cerrar las rejas sino querían terminar con las vacas dentro de las terrazas.

De hecho, la cercanía del matadero fue lo que le dio el nombre al barrio La Tenería. Y es que una tenería es el lugar en donde se realiza el proceso que convierte las pieles de los animales en cuero.

“Yo recuerdo que quien trasformó a Santa Marta de una capital rural a una urbana fue José Benito Vives De Andréis”, comenta.


¿De qué manera?

“Él, ya sea como gobernador o empresario, construyó entidades que solo tenían las grandes ciudades”.

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¿Cuáles recuerda?

“Construyó el Teatro Santa Marta, cuando los pueblos no tenían teatro; el hotel Tayrona, cuando los pueblos no tenían hoteles cinco estrellas; el asilo de ancianos, algo que tampoco tienen los pueblos; el banco bananero, cuando los pueblos no tienen banco propio; la Capitalizadora del Caribe, que fue el germen del sistema Upac que se estableció luego; Seguros contra el Viento, para los cultivos de bananos; solo por mencionar las que recuerdo.  Si hubiesen existido cuatro o cinco personajes más con esa capacidad emprendedora y visionaria, Santa Marta hoy sería muy distinta”.

Méndez Alzamora asegura que es un hombre de fe, nada raro para un descendiente de judíos sefarditas y colonizadores españoles.


Cuando se quiere…

Durante su juventud, Méndez Alzamora tuvo que dejar su amada ciudad, en busca de oportunidades en Barranquilla. Con 120 pesos que le había regalado su hermano, pudo pagar la buseta hacia la capital del Atlántico y el alojamiento en un cuarto que debía compartir con otras tres personas. Allí consiguió un empleo en la Corporación Algodonera del Litoral, Coral, limpiando algodón con un cepillo de acero.

Un tiempo después, se ganó un concurso realizado por la empresa, por lo que fue enviado a Memphis, en Estados Unidos, para hacer un curso de tres meses sobre como clasificar algodón.


¿Qué hizo cuando regresó de Estados Unidos?

“Seguí limpiando algodón con un cepillo de acero por un tiempo”.


¿Y en qué momento estudió Derecho?

“Me enteré que en la Universidad Libre de Barranquilla podía estudiar de noche y madrugada, así que me matriculé y saqué la carrera de Derecho mientras estaba en Coral”.

Poco a poco fue promovido en la empresa, hasta llegar a ser el jefe del Departamento de Clasificación.

“Me mandaron a Europa para estudiar el mercado del algodón en las bolsas de Liverpool, Manchester y París”, recuerda

“Habiendo comenzado limpiando algodón con cepillos de acero –agrega–, terminé siendo jefe del Departamento de Clasificación, del departamento de Relaciones Industriales, director de la revista y Gerente del Fondo de Empleados”, agrega.

Pese a su prometedor futuro en Coral, Méndez Alzamora, ya con un título de especialista en Derecho Laboral, tuvo que regresar a Santa Marta debido a la muerte de uno de sus hermanos. “Mi hermano Álvaro se había accidentado y yo me vine a Santa Marta para trabajar en su oficina de abogado”.


Carrera política

De nuevo en su ciudad, hizo carrera política, empezando en el Concejo de Santa Marta, pasando por la Cámara de Representantes y el Senado, la Asamblea Departamental y la Contraloría del Magdalena.

Durante su gestión en el Congreso, propuso un proyecto de ley para crear el Fondo Nacional para el Fomento Deportivo, que contemplaba planes de crédito para financiar la adquisición de equipamiento para deportistas. También presentó el proyecto para que la Universidad del Magdalena tuviera una estampilla, en momento cuando esa casa de estudios “estaba asfixiada”.

Además, presentó un proyecto de ley para el manejo de las cuencas por medio de una corporación autónoma en Santa Marta.

“Al acuífero nuestro, y lo estamos viviendo, no lo protegimos y nos quedamos sin agua en Santa Marta. Ese proyecto lo presenté durante la administración de Andrés Pastrana Arango. Proponía una corporación autónoma exclusivamente para manejar el río Piedras y los que bajan de la Sierra Nevada. Pastrana estuvo aquí y fuimos a ver los ríos y las cuencas, él se comprometió, pero los mandos medios, sobre todo cuando se trata de obras de envergadura para la Costa, son muy egoístas y mezquinos. Ahora estamos viendo las consecuencias de no cuidar las cuencas. Eso fue hace más 30 años y hoy estamos sufriendo las consecuencias”

El abogado también formó parte de la Comisión de Verificación de los Acuerdos de Paz en 1985, durante el gobierno de Belisario Betancourt.


Su trabajo más amado

En el año 2006, Rodrigo Noguera Calderón, rector magnífico de la Sergio Arboleda, le propuso la rectoría de la seccional Santa Marta de la Universidad.

“Acepté inmediatamente, porque para mí ser rector de la Sergio Arboleda tiene una inmensa significación”


¿Por qué?

“Para mí es más dignificante ser rector de la universidad que todo lo demás que haya podido haber hecho. Sobre todo, porque esta institución persigue unos fines que coinciden con mi manera de ver el estado de la sociedad en este momento. Una de las razones por las cuales el mundo ha perdido su norte, en lo que a la relación entre los humanos se refiere, es el desconocimiento del pensamiento que fundamenta el humanismo integral”.

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La base de la Sergio Arboleda es el humanismo integral, conjuntamente con la globalización, el emprendimiento y la excelencia. El humanismo integral es el que enseña a considerar a los demás, a tener respeto por los semejantes.

“Para ser un buen profesional, hay que ser un buen ser humano. No le extrañe que situaciones de violencia, como el feminicidio o el infanticidio, se deban al desconocimiento y falta de formación de los seres humanos como tales, no de formación científica”.

Un componente esencial del humanismo es la autoconciencia.  Con ella el hombre recuerda y recupera valores como la justicia, la belleza, la verdad.  La autoconciencia es la medida que marca los límites del ser humano.  No le permite que se autodivinice, pero tampoco que se animalice. Al final de cuentas, lo que el humanismo pretende es que el hombre adquiera una visión más completa de sí mismo y de su mundo para que como tal se reconozca y se proyecte en él.  El humanismo lleva a entender la condición humana.


¿Qué es lo que más le satisface de su trabajo?

“La mayor de las satisfacciones las vivo a diario: cuando veo por los corredores de la universidad el futuro de la sociedad instruyéndose y formándose”.