“Mi destino ideal es Santa Marta”: Daniel Cabrales

Daniel Cabrales, gerente general del Zuana Beach Resort.

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Un apasionado por el turismo y el servicio, así es el hombre que dirige uno de los hoteles más importantes de la ciudad, quien ha alcanzado el éxito pese a su corta edad.

Por: Daniela A. García G.

Redacción EL INFORMADOR

Fotos: Orlando Marchena

Aunque nació en Bogotá, Daniel Cabrales se siente samario. El gerente general del Zuana Beach Resort, uno de los hoteles más importantes de la ciudad, está convencido que no hay mejor destino que Santa Marta.

El trabajo de su padre, un exoficial de la Armada que fue gerente de Prodeco, lo trajo a él, su madre y sus tres hermanos a vivir desde muy joven en la capital del Magdalena.

Todo indica que su destino era vivir en ‘La Perla’. Y es que pese a sus estudios y trabajos fuera de la ciudad, Cabrales, por una u otra razón, siempre vuelve a Santa Marta.

Gracias a su empeño y dedicación, el joven ha encontrado el éxito en la tierra de la que se enamoró desde pequeño.

EL INFORMADOR (EI): ¿Cómo nació su amor por el turismo?

Daniel Cabrales (DC): “Por influencia de mi padre yo iba a prestar servicio en la Armada Nacional, fue algo que siempre me atrajo, me gustaban mucho los uniformes, imaginarme en el Buque Gloria. Como yo era calendario B, cuando me gradué no estaban recibiendo gente en la Armada, debía esperar hasta enero. Empecé a ver opciones para hacer durante esos seis meses, hasta que mi padre me regaló la oportunidad de hacer un intercambio, me fui a Inglaterra y Francia para perfeccionar el inglés y aprender el francés, para luego volver y entrar a la Armada”.

“Durante ese tiempo me relacioné con muchas personas que estaban vinculadas al turismo, que tenían hoteles, agencias y eso empezó a llamarme la atención. Comencé a investigar y me di cuenta que eso me gustaba mucho: viajar, conocer nuevas culturas e idiomas y servir a la gente”.


EI: ¿De inmediato desechó la idea de la Armada?

DC: “Yo me fui con una idea y vine con otra. Descubrí que llevaba por dentro la pasión del turismo. Tomé la decisión de decirle a mi padre que no iba a entrar a la Armada, que quería estudiar Turismo, él me vio tan convencido que lo entendió y me apoyó”.


EI: ¿Cómo incursionó en el sector turístico?

DC: “Durante mi carrera me fue excelente, conocí y me vinculé con mucha gente, representaba a la universidad en todos los seminarios y congresos de hotelería, eso me permitió abrirme campo en el sector, que empezaran a conocerme. Finalmente, antes de graduarme, mi familia y yo hicimos un viaje en crucero, fuimos desde Argentina hasta Chile, cuando yo ingresé al barco dije: ‘esto es lo mío’”.


EL DATO

Zuana Beach Resort es uno de los hoteles más importantes de la ciudad.

EI: ¿Eso no se conectaba, en parte, con su gusto por la Armada?

DC: “El crucero tenía todo lo que me gustaba: estaba viajando, conociendo a gente de diferentes culturas y a bordo de un barco.  Cuando regresé del crucero, comencé a enviar hojas de vida por Internet como loco, a contactar a agencias, a hacer toda la investigación del caso. Finalmente di con una agencia que manejaba varias franquicias y todo se me dio de forma natural. Me gradué en 2011 como Administrador de Empresas Turísticas y Hoteleras y a los cuatro meses me llamaron para decirme que había quedado seleccionado para trabajar con Celebrity Cruises, de la familia de Royal Caribean. Me fui aventurar en ese mundo que me llamaba tanto la atención, estuve en eso dos años y fue una experiencia inolvidable”.


EI: ¿Qué destinos conoció gracias a esa experiencia?

DC: “Lugares increíbles como Hawái y Alaska, todo el Caribe y el Mediterráneo, Canadá y toda la costa oeste de los Estados Unidos”.


EI: ¿En algún momento dudó de su decisión?

DC: “Confirmé que eso era lo mío. Estaba uniformado, montado en un barco, conociendo gente, para mí fue una experiencia inolvidable”.


EI: ¿Por qué no siguió con los cruceros?

DC: “Me estaba yendo muy bien, estaba ascendiendo en las posiciones, pero la vida en el mar es totalmente diferente a la vida común y corriente. En los cruceros vives en un mundo irreal, en el que solo trabajas y ganas, pero te desconectas de tus seres queridos. Tus amigos y familia son los del barco, solo puedes llamar cuando bajas a los puertos, eso me hizo sentir que me estaba desconectando y que la gente me estaba empezando a olvidar. Entonces tenía 23 años, pero decidí que no quería hacer eso el resto de mi vida, quería establecerme en un lugar, tener cerca a mi familia, tener familia. Fue chévere como experiencia, pero no lo vi como una forma de vida”.

Cabrales recibió a EL INFORMADOR en su oficina dentro del complejo hotelero.


EI: ¿Cómo fue el proceso para volver a conectarse?

DC: “Tenía dos años desconectado de Colombia, cuando dejé los cruceros entendí que debía seguir formándome. Hice una maestría en Dirección de Mercadeo en Empresas Turísticas, en Santander, España. Cuando terminé los estudios quise quedarme en ese país, pero España estaba en crisis y solo había oportunidades para los españoles. Regresé a Colombia con experiencia en cruceros, con maestría, a empezar a tocar puertas”.


EI: ¿Por dónde comenzó?

DC: “Comencé tocando puertas justamente aquí, en el Zuana, pero no había vacantes. Seguí con Irotama, Santamar, Arhuaco, Tamacá, todos los hoteles de Santa Marta, pero no era mi momento. Insistí con el hotelería porque sabía que eso era lo que me gustaba, además venía del crucero que era un hotel flotante”.

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EI: ¿Cuál fue el primero en abrirle las puertas?

DC: “Me abrió las puertas el hotel Tamacá como director de Alimentos y Bebidas. Allí querían una persona local que conociera los gustos de la gente, que tuviera contactos y que atrajera a las personas, no solo a huéspedes, sino a la sociedad samaria. Allí hice un trabajo interesante, que lamentablemente duró poco. Comencé a hacer eventos, ayudar con el tema de alimentos y bebidas, a hacer bruchs; pero a los cinco meses de estar ahí me salió una oferta laboral con el Grupo Bolívar, al que pertenece el hotel Zuana, pero en un complejo en Anapoima, cerca de Bogotá, donde necesitaban un gerente de operaciones”.


EI: ¿Cómo terminó de nuevo en la costa?

DC: “En Anapoima fue una experiencia muy enriquecedora, aprendí mucho de la parte administrativa (…) Al año y medio, por el destino, me llamaron y me dijeron que estaban buscando un gerente para el hotel boutique Don Pepe, en Santa Marta. Empecé a investigar y me di cuenta que era un trampolín muy interesante, sería el gerente de un hotel pequeño pero representativo en la ciudad, que había ganado mucho prestigio y al que yo le podía aportar mucho. Hablé con el Grupo Bolívar, expliqué que tenía una oportunidad y me fui con las puertas abiertas. Me vine a Santa Marta y como gerente del Don Pepe me fue muy bien, estuve un año ahí. La familia Vives le ha metido mucho amor a ese hotel, eso me generó mucha responsabilidad y compromiso.  A ese hotel lo llevo en el corazón”.


 EI: ¿Cómo llegó a la gerencia del Zuana?

DC: “Siempre he estado en el lugar correcto y en el momento preciso. Cuando tenía un año en Don Pepe, el entonces gerente del Zuana, Mario Pinilla, informó su retiro después de 20 años. Él y el presidente de Grupo Bolívar empezaron a buscar un reemplazo, contrataron una cazatalentos, en ese proceso entre varios candidatos entré yo. Al momento de la entrevista me dijeron que estaban buscando a un reemplazo para Mario Pinilla, un nuevo gerente para el hotel Zuana, y yo me interesé muchísimo. Tomé con mucha responsabilidad el proceso de selección, dejé claro que siempre trato de dar lo mejor de mí y que contaba con herramientas para poder aportar. Nunca lo vi como que yo no iba a poder con una responsabilidad tan grande, lo vi como un gran compromiso. Al final, de tres candidatos, la junta decidió que fuera yo el gerente del Zuana”.


EI: ¿Cómo evalúa su primer año en el cargo?

DC: “Ha sido un año de muchas cosas positivas, de adaptación, de análisis, de entendimiento de cómo es el negocio. Este es un hotel que tiene una modalidad de negocio totalmente diferente a un hotel convencional. Ha sido una experiencia enriquecedora, ha sido como hacer una maestría, PHD, todo junto”.

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EI: ¿Cuánto de su tiempo le demanda el hotel?

DC: “Esto es 24 horas al día, 365 días al año. Uno acá nunca se desconecta. Además, yo soy un apasionado por esto”.


EI: ¿Entonces es de los que viene al hotel en sus tiempos libres?

DC: “En mis tiempos libres mis amigos quieren venir al Zuana, pero yo más bien busco estar fuera del hotel, porque al final uno sigue trabajando. En mis tiempos libres monto bicicleta, hago ejercicios, estoy con mi familia, con mi novia, saco espacios para mi vida personal, pero nunca me desvinculo del hotel”.


EL DATO

Cabrales asegura que la honestidad y la trasparencia han sido claves para su éxito profesional.

EI: ¿Cuál ha sido uno de sus principales objetivos?

DC: “He venido trabajando mucho en la motivación del equipo de trabajo. Finalmente, la labor mía no es difícil, pero tiene su complejidad porque se trata de un equipo de 400 empleados, quienes deben reconocerte como un líder de la organización, no como un simple gerente”.


EI: ¿Cuál considera que es la clave de su éxito siendo tan joven?

DC: “La pasión con la que hago las cosas, la honestidad y la transparencia. Yo he estado en el momento indicado, con la persona indicada y he tomado las oportunidades que se me han presentado. Eso va pasando cuando uno va trabajando con lo que le gusta y va buscando que esas situaciones se presenten”.


EI: ¿Tiene miedos?

DC: “Con mi trabajo no, me encantan los retos, los compromisos y las responsabilidades, sobre todo si puedo aportar algo, si puedo hacer a la gente feliz, porque finalmente uno trabaja para hacer a la gente feliz”.


EI: ¿Qué intenta aportar a quienes lo rodean?

DC: “Hay algo que aprendí desde mi crianza, y por eso es que estoy tan feliz en este grupo, y es que todo está fundamentado en los valores. No importa quien seas, lo importante es que haya honestidad y transparencia. Uno puede estar muy preparado, tener el más alto de los cargos, pero sobre todo debe ser humano. Para este grupo son muy importantes los valores, afortunadamente mi familia me los inculcó muy bien, por eso trato de reflejarlos en todas mis acciones”.


EI: ¿Qué es lo más ‘chévere’ de su trabajo?

DC: “Poder conocer gente con mucho talento y muchas ganas”.


EI: ¿Qué personalidades ha podido conocer en el hotel?

DC: “Muchos. Tenemos socios actores, actrices, deportistas, personajes del ámbito político. Este año, por ejemplo, tuvimos visitas muy chéveres, como la primera visita del presidente Iván Duque a Santa Marta, que fue aquí al hotel Zuana, con el evento de Tras la Perla de Carlos Vives”.


EI: ¿Le gusta viajar?

DC: “Me encanta. Ahora que en Santa Marta hay más opciones de vuelos, como Miami o San Andrés, es mucho más fácil”.


EI: ¿Cuál es su destino ideal?

DC: “Mi destino ideal es Santa Marta. Ya para salir de la ciudad a algo cerca, Cartagena, Palomino y el Cabo de la Vela. Fuera del país, cualquier isla del Caribe”.


“En los cruceros vives en un mundo irreal, en el que solo trabajas y ganas, pero te desconectas de tus seres queridos”.

Sobre el Zuana

Zuana Beach Resort es un complejo ubicado en Bello Horizonte, Santa Marta, que cuenta con 330 habitaciones distribuidas en dos torres.

El hotel cuenta además con seis restaurantes de especialidad, piscinas, bolera sport bar, sky bar, parque acuático, parque infantil, cancha de tenis, agencia de viajes y una playa en concesión.

 

“Uno puede estar muy preparado, tener el más alto de los cargos, pero sobre todo debe ser humano”.

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Perfil

Daniel Cabrales obtuvo su título en Administración de Empresas Turísticas y Hoteleras en la Universidad Autónoma de Barranquilla en 2011, posteriormente hizo un máster en Mercadeo de Empresas Turísticas en la Universidad de Cantabria en España.

Inició su recorrido en el turismo como recepcionista en el hotel Barranquilla Plaza y posteriormente incursó en el mundo de los cruceros con la empresa Celebrity Cruises, en la que estuvo durante dos años.

De vuelta a Santa Marta, fue gerente de Alimentos y Bebidas en el hotel Tamacá, pero poco después partió a Anapoima, cerca de Bogotá, donde administró el hotel La Gran Reserva.

Volvió de nuevo a la capital del Magdalena para gerenciar el hotel boutique Don Pepe, donde estuvo cerca de un año, hasta que llegó a al hotel Zuana.