El valle de GAIRA, el primer capítulo histórico de Santa Marta

Una de las casas antiguas y más grandes de la época de los 60, se dice que en viviendas como esta, vivían los grandes productores de fruta y de caña de la región.

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Indagando sobre la historia de Gaira comprobamos que es pequeña de nombre, pero grande su gente de espíritu, lo asegura Elías Martínez, uno de sus habitantes más antiguos. Recientemente la que sería la población más antigua de Colombia y Sudamérica cumplió 491 años, el pasado 21 de julio.


Gaira es tierra de centenarios, de personas que tienen la dicha de llegar y superar los 100 años de edad, en las tardes es habitual encontrar en las terrazas de las casas ubicadas alrededor de la plaza central a los nativos más antiguos, disfrutando de la brisa y del paso del tiempo.

Víctor Hernández, uno de los 12 apóstoles, el hombre religioso de Gaira que trabajaba en beneficio de la comunidad, además un reconocido empresario del sector agrícola y la persona que instaló el último trapiche de la época de la caña en el parque, al frente de la iglesia San Jacinto. A Víctor lo encontramos sentado en la puerta de su casa junto a su esposa y un grupo de adultos mayores, con quienes recordaba cómo era la vida en el poblado 45 años atrás, actividad comercial movida por la panela melcochada y la producción de frutas como el mango y el mamón.

Con unas tierras prestadas en 1964 Víctor comenzó a explorar la fertilidad del suelo de Gaira, inicialmente sembró maíz, pero este alimento en esta zona del país no era muy productivo, luego decidió sembrar yuca y guineo, lo que inicialmente le dio ganancias económicas, pero lo que realmente le dio vida a la finca Nápoles fueron las frutas y el coco, llegó a tener más de 45 palos de cocos que daban aproximadamente 3 mil cocos por trimestre, esforzarse día tras día por tener una buena producción de cocos y de frutas como el mango y el mamón era el objetivo de este hombre. Al pasar los años por cosas del destino Víctor vendió su finca sin pesar que el nuevo comprador, una persona del interior del país, optara por acabar con los palos de cocos y con algunos árboles frutales. En ese entonces la finca Nápoles comenzó a decaer en productividad así como lo hacía Gaira en general; la llegada de personas de otras regiones con diferentes costumbres, hizo que las actividades más tradicionales heredadas de los indios Gaira y hasta de los mismos españoles, empezaran a desaparecer. Es el caso de la caña de azúcar, que según los historiadores fue traída por los primeros españoles que llegaron con don Rodrigo de Bastidas.

El fin de la producion de caña de azúcar también se veía venir, Bureche, la hacienda más grande de caña de azúcar, se quemó, en ella trabajaba la mayoría de los habitantes de Gaira, personas que tuvieron que buscar otra actividad laboral para el sustento de sus familias, muchos decidieron vivir de la pesca y del turismo y empezó a fortalecerse El Rodadero como balneario.

Para Víctor Hernández, la época de la caña no solo se acabó por la quemada de Bureche, la pesca y la actividad en El Rodadero, si no también porque cada vez eran menos los hombres que soportaban el duro trabajo de transformar la caña “yo creo que se había acabado porque las personas que atizaban la hornilla, el fogón, se acabaron, se acabaron porque eran pocos los viejos que resistían ese calor de bajo del trapiche”.

Lo que los centenarios de Gaira más lamentan en sus largas conversaciones es que Gaira la dulce ya no es Gaira la dulce, además que ya no se identifica qué actividad se produce en la zona, las fincas se fueron acabando, convirtiéndose los terrenos en invasiones de viviendas.

La historia que más llena de orgullo a Víctor, es la del último trapiche de la época, con mucha emoción recuerda cómo un amigo pensionado de ferrocariles que lo había recibido en una herencia se lo regaló, inicialmente lo estaban vendiendo por un millón como chatarra, pero el dueño decidió obsequiárselo a Víctor y a los 12 apóstoles “fuimos por el trapiche, lo desarmamos, lo limpiamos y lo inslamos en el parque”.

Este trapiche hoy en día se considera como un recuerdo de Gaira, de la época de la caña.

Pero la historia del trapiche y de Gaira la dulce es la más cercana, porque Gaira esconde innumerables acontecimientos que fueron trascendentales para Santa Marta y el país, es el caso de que Gaira o el valle Gaira es el primer capítulo histórico de Santa Marta, porque según la historia, don Rodrigo de Bastidas fundó este poblado el 21 de julio y posteriormente ahuyentado por los indios Gaira, llegó el 29 de julio a Santa Marta. También la batalla de Gaira, ocurrida el 23 de octubre de 1510, fue el primer enfrentamiento entre españoles e indígenas de américa. Otro aspecto importante es la danza El Paloteo, hoy en día el baile típico de esta zona, heredadas de los indios Gaira, fue creada en 1925 y representa la pelea entre criollos y españoles. En temas culturales, se dice que Gaira es la cuna del folclor porque en estas tierras se creó la gaita, armada por los indígenas.

Algo que está en la mente de los gaireros conocedores de la historia es la intérprete de la Heredia en la fundación de Cartagena, la india Catalina, quien se dice sería gairera, en el museo de Gaira se le enseña a los estudiantes esta historia “ la india Catalina fue la unión de un soldado español con un indígena, como ella tenía esos rasgos europeo, ojos verdes, piel trigueña, fue secuestrada a la edad de 14 años y llevada a Santo Domingo, a la edad de 30 años se la traen para Santa Marta nuevamente en 1528 y cuando llega acá lo que hace es hablar con los indígenas para evitar tantos enfrentamientos con los españoles , Pedro de Heredia al ver que ella estaba haciendo esta labor, decide llevársela para Cartagena”, sostuvo Alexander Ardila, gestor cultural .

El museo de Gaira a través de caricaturas revive la historia, desde que era aldea, luego corregimiento, posteriormente municipio, otra vez a corregimiento y ahora es un barrio de Santa Marta. Los nativos de Gaira, los centenarios y personas como el señor Víctor, desean que las nuevas generaciones luchen como lo hicieron ellos por mantener vivas las tradiciones y resaltar todas las cualidades de estas tierras.

Una de las casas antiguas y más grandes de la época de los 60, se dice que en viviendas como esta, vivían los grandes productores de fruta y de caña de la región.
Los doce apóstoles, feligreses que lideraban proyectos y actividades en beneficio de la población, entre ellos está Víctor Hernández, uno de los promotores que Gaira fuera conocida como Gaira la dulce.
Casas humildes de la época, que aún conservan su diseño de barro y palma, se dice que en ellas vivían los campesinos de las fincas fruteras y de caña.
La biblioteca conserva su diseño arquitectónico de la época republicana, siempre ha sido un punto de encuentro para los gestores culturales y líderes representantes de la población.
San Jacinto y la Virgen del Rosario; San Jacinto es el santo patrón de Gaira, pero la comunidad también celebra con fervor el día de la Virgen del Rosario, realizando diversas actividades religiosas y procesiones.
El último trapiche de la época de la caña de azúcar fue instalado en la plaza central por el grupo de los doce apóstoles. El señor Víctor Hernández gestionó para que la máquina fuera donada para ser símbolo de la población.
Víctor Hernández, antiguo habitante de Gaira, empresario agrícola de la época, según historiadores, es uno de los promotores de que Gaira fuera conocido como Gaira la dulce, además el hombre que junto con los 12 apóstoles instalaron el último trapiche en
Museo de Gaira, inaugurado en el 2015, en él se encuentran las cerámicas de los indios Gaira y la historia de la población resumida en caricaturas.
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