Así funciona la prostitución y drogadicción en la avenida Hernández Pardo en Santa Marta

Mujeres trans se apoderan de la esquina de la avenida Hernández Pardo con calle 23 para ejercer la prostitución hasta altas horas de la madrugada.

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Las insinuaciones obscenas en pleno espacio público, las constantes riñas y la inseguridad, han despertado el disgusto y la inconformidad de la comunidad.

Son las 8:00 pm de un día cualquiera de la semana y la esquina de la avenida Hernández Pardo (carrera 4ta) con calle 23 en Santa Marta, se convierte en epicentro de prostitución y drogadicción.

Las mujeres trans se apoderan de la esquina, y con poca ropa, empiezan a ofrecer sus servicios a quienes pasen por el sector. De manera simultánea, los ‘jíbaros’ se instalan en un punto estratégico de la zona para iniciar con la venta de dosis de estupefacientes, pero con mayor discreción. Estas escenas se registran hasta altas horas de la madrugada.

A pesar de ser una zona empresarial y ejecutiva de día, donde decenas de personas trabajan en las oficinas de los edificios cercanos, al anochecer todo se transforma en un dolor de cabeza para los residentes del lugar. El ambiente cambia por completo en el inicio y los alrededores de la importante avenida que conduce hacia El Rodadero -y que lleva el nombre del exgobernador del Magdalena, Rafael Hernández Pardo- cuando se convierte en núcleo de microtráfico y relaciones sexuales al aire libre.

En ese punto de la ciudad, según denuncian los mismos habitantes, se presentan con frecuencia problemas de inseguridad y riñas con armas blancas y botellas. A pesar que la Policía realiza patrullajes esporádicos, estas labores no han sido suficientes para ponerle freno a los inconvenientes que datan desde hace ya varios años, y que para las autoridades ya parecen ser “normales”.

Según afirma uno de los moradores de un edificio cercano, quien pidió reserva de su identidad, “los ‘jíbaros’ tienen caletas detrás de la torre empresarial 4-24 y de un lujoso hotel del sector. En el monte venden, consumen drogas y, además, se prestan los servicios sexuales”.

Especial audiovisual:

La comunidad solicita que la presencia de la fuerza pública sea más constante y ojalá permanente. Los expendedores de estupefacientes, cuando ven que llega la Policía, se van temporalmente y al rato vuelven, al igual que las prostitutas, quienes por lo general también portan armas blancas.

 Los ‘jíbaros’ al parecer tienen caletas detrás de la torre empresarial 4-24 y de un lujoso hotel del sector. En ese monte venden, consumen drogas y, además, se prestan los servicios sexuales.
Los ‘jíbaros’ al parecer tienen caletas detrás de la torre empresarial 4-24 y de un lujoso hotel del sector. En ese monte venden, consumen drogas y, además, se prestan los servicios sexuales.

La historia

Según afirma la fuente, desde hace varios años en un inmueble cercano a la avenida Hernández Pardo con calle 23 empezó a funcionar un bar gay como amanecedero. Desde esa época empezaron a aparecer los problemas de convivencia en la zona, debido a que varios de los ciudadanos que visitaban el establecimiento, salían en estado de embriaguez y hacían todo tipo de espectáculos en plena calle.

Los moradores del sector tenían que aguantarse los vómitos, botellas partidas y borrachos en las escaleras. Se pidió ayuda de la Policía y aumentaron los patrullajes, pero se activó la venta de droga en el sector por el movimiento de la discoteca y los consumidores que ahí llegaban. Agrega un habitante de un edificio cercano que, al negocio le hicieron oficios de sellamiento, pero los propietarios cambiaban la razón social y nada pasaba.

La llegada de la pandemia y las restricciones calmó todo un poco, y con la reactivación económica no reabrieron, no obstante, quedó el tema de la droga. A esa problemática, se le suma la aparición de miembros de la comunidad Lgtbi (lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales)- que ejercen la prostitución. Al parecer llegaron la avenida Hernández Pardo por presuntas peleas territoriales que les obligaron a desplazarse desde la zona de tolerancia (calle Cangrejalito 10, hasta la San Francisco 13) del Centro Histórico, donde están ubicados algunos negocios que tienen que ver con la industria del sexo.

Se apoderaron tanto del sector, que hasta marcaron el edificio Centro Ejecutivo con aerosol y mensajes como “Zona de travestis”, así mismo, pintaban los puntos en los que se ponía cada uno.

Actualmente, a la carrera cuarta llegan diferentes clientes “potenciales” como lo son, por ejemplo, algunos taxistas y trabajadores de aseo, entre otros, quienes consumen sustancias alucinógenas y también van en busca de placer.

Un solar es usado como residencia al aire libre, y la entrada es por el paradero ‘El Prado’.
Un solar es usado como residencia al aire libre, y la entrada es por el paradero ‘El Prado’.

El monte como motel y guarida

En la esquina mencionada de la avenida Hernández Pardo, las trabajadoras sexuales trans suelen ubicarse bajo un pequeño techo, en la parada de buses o al lado de la señal de ‘Pare’. Cuando logran acuerdos con los clientes y no quieren pagar motel, cruzan la carretera e ingresan a un solar que es utilizado como residencia al aire libre, y la entrada es por el paradero ‘El Prado’.

Ese mismo punto es usado para el tráfico de drogas, y con frecuencia los ‘jíbaros’ ingresan a pie o en bicicleta con los consumidores. Los ciudadanos denuncian que se torna muy peligroso el paso de por este sector ante el asedio de la prostitución y el peligro de atracos, por quienes frecuentan a los expendedores de drogas.

Los ‘shows’ continúan cuando los homosexuales se desnudan en público ante la llegada de vehículos y el paso de buses, e incluso muestran sus partes íntimas a quienes estén transitando de manera circunstancial. Los escándalos se agravan cuando algunos clientes intentan propasarse, intentan irse sin pagar los servicios, o por peleas entre las mismas sexoservidoras, situaciones que ocurren con reiteración.

Los más afectados por esta realidad, que ya están al borde del colapso, piden a las autoridades que aumenten los controles y advierten que, si no se toman los correspondientes correctivos, en poco tiempo esta será una olla más de la ciudad.

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La Policía ya se ha pronunciado sobre el tema en ocasiones anteriores en entrevista con EL INFORMADOR, y ha manifestado que el sector de la avenida Hernández Pardo “ha sido caracterizado”. La institución expresó que “allí vemos dos fenómenos: el de la prostitución -que es un fenómeno social que requiere un tratamiento especial y articulado-, y el microtráfico”.

Agregó que “ahí se presentan dos cosas disyuntivas. Por un lado, las personas que se ven afectadas por esa presencia, pero, por otro lado, cuando la Policía llega no puede llegar sola a atender este fenómeno. Es importante que se haga un trabajo articulado con la Secretaría de Promoción Social para atender a esta población y buscarle una solución definitiva. Es un tema complejo que nos exige y un trabajo muy fuerte, pero lo estamos haciendo. En lo que tiene que ver con el tráfico, es una zona que estamos interviniendo”, expresó el coronel Óscar Solarte al cierre del primer trimestre de este año.

La Policía adicionó que se está atendiendo la problemática de la drogadicción con varias líneas de acción que se desarrollan con el modelo nacional de vigilancia comunitaria por cuadrantes, que ha sido muy efectivo y que ha permitido la captura de muchos jíbaros y expendedores, al igual que se han logrado incautaciones. La segunda línea de acción es la judicial, que tiene que ver con el desmantelamiento de organizaciones y estructuras dedicadas al tráfico de estupefacientes.

Expendedores de droga se instalan con discreción en un punto estratégico de la carrera cuarta para vender dosis de estupefacientes.
Expendedores de droga se instalan con discreción en un punto estratégico de la carrera cuarta para vender dosis de estupefacientes.

Ojo con el Parque Bolívar y el Camellón

La prostitución y la inseguridad también son ‘pan de cada día’ en el Parque Bolívar y el Camellón, desde la calle Cangrejalito (10), hasta la calle Santo Domingo (16). En esta zona de la capital del Magdalena, sobre todo a la altura de la Biblioteca Gabriel García Márquez del Banco de la República, suelen ocurrir atracos con frecuencia. Los dueños de lo ajeno esperan el cierre de los establecimientos y en la madrugada o en cualquier momento de descuido cometen los hurtos.

En los puntos en los que se ejerce la prostitución, también hay constantes casos de violencia de género. Quienes se dedican al oficio en mención, también denuncian que viven con un alto riesgo para su seguridad y su salud, debido a la estigmatización social y los abusos por parte de los clientes.

La prostitución y la inseguridad también son ‘pan de cada día’ en el Parque Bolívar y el Camellón de la Bahía.
La prostitución y la inseguridad también son ‘pan de cada día’ en el Parque Bolívar y el Camellón de la Bahía.


¡No se pierda el estreno audiovisual! Conéctese a las 8:00 de la noche este miércoles 22 de septiembre por Facebook ‘El Informador Santa Marta’ y vea el video.

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