Migración, política antidrogas y crisis climática, temas de Petro en México

El jefe de Estado colombiano está de visita oficial en México, donde confirmó que trató estos temas con el presidente Andrés López Obrador.

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El presidente de Colombia reafirmó que la crisis climática es el principal problema que afronta la humanidad, y que se deben tomar medidas urgentes.

En su primera visita oficial como jefe de Estado a México, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, confirmó que los temas de migración, política antidrogas y la crisis climática son los que integran la agenda que trató este viernes con su homólogo, Andrés Manuel López Obrador.

“Bueno, estos son temas para hablar, la migración, la política antidrogas, la crisis climática, son las agendas que América Latina debería construir, a través de sus gobiernos, de sus sociedades, de sus fuerzas políticas; y mi entrevista este viernes con el presidente López tiene que ver con esto”, manifestó.

Petro reafirmó que la crisis climática es el principal problema que afronta la humanidad, porque si no se toman medidas urgentes y certeras, en cuanto a la adaptación, financiación, pagos por daños ambientales y el cuidado de la Amazonía, la extinción puede ser una realidad.

“Queremos abordar el tema de la crisis climática, por ejemplo; no ha sido posible que América Latina tenga una posición unificada para tratar de remediar el principal problema de la humanidad, que es la crisis climática”, dijo.

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Añadió que el fenómeno de la crisis climática también es el responsable de la migración de millones de personas en todo el mundo, como en América Latina, que buscan oportunidades en el norte, en donde son recibidos con metralla y represión.

“El miedo ha generado una extrema derecha que crece más en el norte como creció en 1933. Avanza porque la sociedad está llena de miedos, el miedo a los inmigrantes es contra nosotros”, declaró, y calificó a lo que sucede en el tapón del Darién, en la frontera entre Colombia y Panamá, como un escenario de crisis y desastre humanitario, porque han migrado más de 200 mil personas, que se unen a millones más.

“Por eso no tratan bien a los colombianos aquí, porque creen que van a cruzar el Río Bravo”, dijo.

Explicó que la misma crisis climática va sacando más y más gente con hambre de los territorios del sur, de Centroamérica, hacia donde está el agua”, acotó.

Añadió que ha comenzado una época de exclusión que no se mide en milenios, sino en décadas y, por tanto, es urgente la acción, como la de enfrentar el hambre.

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“La crisis climática puede acabar con todo, el sur y el norte; el sur se acaba primero, las islas, y luego el continente. La tierra va a seguir, pero la vida va a ser afectada de tal manera que nadie puede garantizar hoy que sus hijos vivan mejor que sus padres. Si uno mira con cuidado la crisis climática, lo que habría que afirmar es lo contrario: la degradación de la vida se puso en marcha”, remarcó.

Fracaso antidrogas

Para el Mandatario, la política antidrogas construida hace 50 años en el mundo es un fracaso y ha traído enormes consecuencias negativas para toda América por consumir, portar y cultivar.

Recordó que las organizaciones multicrimen, dedicadas al negocio del narcotráfico, conocen al detalle los conflictos subsaharianos, por ejemplo, para poder introducir la droga en Europa.

Y este fenómeno se replica en América Latina, que se ha convertido en la región más violenta del mundo. “Nos estamos matando entre nosotros. Y es el producto de la prohibición”, agregó.

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Dijo, además, que la actual política antidrogas no contempla que es un problema de políticas de salud pública, y deja de lado cifras de demanda de narcóticos, que dan para pensar: más de 30 millones de consumidores en Estados Unidos; más de 80 millones en Europa; más de 110 millones de personas, lo cual debería llevar a la conclusión que no estamos ante un delito y no se puede criminalizar este problema en el mundo desarrollado.

“La manera de tratar ese problema que se ha convertido en una especie de epidemia, es social”, afirmó.

Añadió que el consumo de cocaína puede llegar a cero si se aplica una política de prevención y no de represión.