Orlando Emeterio Vives Campo, Ejemplo de dedicación

Los hermanos Orlando Emeterio, José Benito, Nelson Eduardo, y Edgardo Plutarco Vives Campo, junto a su padre José Benito Vives De Andréis, en la biblioteca de la casa familiar Vives Campo.

Vida y Obra Pepe Vives de Andreis
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Orlando Emeterio Vives Campo nació en Santa Marta el 3 de marzo de 1932. Fue el cuarto hijo del matrimonio conformado entre José Benito Vives De Andréis y Silvia Rosa Campo de Vives.


Los hermanos Orlando Emeterio, José Benito, Nelson Eduardo, y Edgardo Plutarco Vives Campo, junto a su padre José Benito Vives De Andréis, en la biblioteca de la casa familiar Vives Campo.
Los hermanos Orlando Emeterio, José Benito, Nelson Eduardo, y Edgardo Plutarco Vives Campo, junto a su padre José Benito Vives De Andréis, en la biblioteca de la casa familiar Vives Campo.



Cursó parte de sus estudios de bachillerato en el Liceo Celedón, uno de los más prestigiosos de la época, para luego continuarlos en el Riverside Military, en Georgia, Estados Unidos, una academia de estructura y disciplina militar solo para varones.

Tras culminar su preparación regresó a su tierra natal. Una vez en Santa Marta, decidió emprender un negocio propio, fue así como nació ‘El Lecherito’, un establecimiento comercial ubicado en la avenida Campo Serrano (carrera quinta) entre calles Tumbacuatro (19) y San Antonio (20), en donde ofrecía lácteos como yogures, quesos y mantequilla, producidos por Pasteurizadora Patuca, propiedad de su padre.

El 7 de junio de 1959, a la edad de 26 años, asumió la gerencia del periódico El Informador, que había sido fundado por su progenitor, ‘Pepe’ Vives De Andréis, 10 meses antes.

Desde ese momento el medio de comunicación se convirtió en un hijo para él. Y es que su responsabilidad no fue menor, le tocó levantarlo prácticamente desde sus inicios, hasta convertirlo en el decano del periodismo en el Magdalena y referencia en la región Caribe.

Su progenitor advirtió que su rol no era nada fácil:

“La tarea de sostener un periódico es una lucha titánica, sin retribución económica de ninguna clase”: José Benito Vives De Andréis.

En el año 1965 formó un hogar con Olga Prieto Díaz, unión de la cual nacieron cuatro hijos: Orlando José, Santiago, Andrés Felipe y Verónica Vives Prieto.

Orlando Vives Campo el día de su matrimonio.
Orlando Vives Campo el día de su matrimonio.

En febrero de 1966 le tocó enfrentar uno de los episodios más difíciles en su vida profesional, cuando el taller de El Informador fue incendiado por sus detractores, cuyo objetivo era que el fuego consumiera las ideas plasmadas diariamente en las páginas.

Aunque las llamas afectaron seriamente las operaciones del periódico, Vives Campo logró en pocos días volver a ponerlo al servicio de la opinión pública, con más brío que nunca, pero con la necesidad de imprimirlo en Barranquilla.

Viajó cada día a la capital del Atlántico, para llevar a las antiguas instalaciones del Diario del Caribe el material necesario para imprimir El Informador, labor que realizó durante dos años, recuerda su esposa Olga Prieto de Vives.

“Orlando era el último que veía que el periódico estuviera completo y sin errores. Al día siguiente se levantaba a las 4:00 de la mañana a esperar los ejemplares y coordinar la distribución. Eso lo hizo por buen tiempo”: Olga Prieto de Vives.

A diario recorría las instalaciones del periódico, miraba que todo estuviese en su puesto, mandaba a arreglar lo que se necesitara, estaba atento al gasto de tinta y papel y verificaba la cantidad de planchas para el gasto del día. Estaba al tanto del más mínimo detalle.

Orlando Vives Campo en su oficina en El Informador.
Orlando Vives Campo en su oficina en El Informador.

También veló por la modernización y crecimiento del periódico, incorporando la última tecnología de la época en materia de medios de comunicación impresos.

En 1970 estuvo al frente de la adquisición de rotativas Goss, que imprimían 7.000 ejemplares por hora. Posteriormente gestionó la compra de tres máquinas Composer, marca IBM, para remplazar las tres linotipos que había.

Desde 1975 hasta 1979 procuró que se completaran los equipos para instalar el sistema Offset, un método de impresión directa proveniente de un avance de la litografía, por lo que se requirió el entrenamiento y capacitación del talento humano del periódico.

Posteriormente gestionó la adquisición de una maquinaria rotativa Harris V15 de cuatro torres, importada desde Estados Unidos, con una capacidad de producción 18.000 ejemplares de ocho páginas por hora, toda una novedad para la época.

Se entregó a El Informador por ser unas de las empresas más amadas por su padre, además porque representaba una importante tribuna de opinión en Santa Marta y el Magdalena.

Siempre apoyó el trabajo político de su padre, ‘Pepe’ Vives De Andréis; sus hermanos, Edgardo y Alfonso Vives Campo; y hasta de sus sobrinos, Luis Eduardo y Margarita Vives Lacouture; pero nunca estuvo interesado en incursionar en ella.

Estaba al tanto del tiempo de trabajo de los empleados y de sus necesidades, fue amigo y confidente de algunos de ellos, logró hacer un equipo con la gente de su confianza y daba al periódico de más.

“Orlando era muy simpático, todo el mundo lo quería. Era supremamente generoso, caritativo y colaborador con todo el mundo. En sus últimos años en El Informador se dedicó fue a ayudar a los demás, todo el mundo iba y lo saludaba; allá los ayudaba económicamente o con algún consejo. Siempre estaba de buen humor”: Olga Prieto de Vives.

Orlando Vives Campo, con su amigo de toda la vida, Orlando Zabaraín, y con su hermano, Alfonso Vives Campo, actual director de El Informador.
Orlando Vives Campo, con su amigo de toda la vida, Orlando Zabaraín, y con su hermano, Alfonso Vives Campo, actual director de El Informador.

Le entregó 42 años de su vida a la empresa que tanto amaba, hasta que se retiró en 1999, a la edad de 67 años; aunque nunca se apartó por completo, hacía visitas de vez en cuando, todas ellas para recordar tiempos que fueron protagonistas de su vida.

Orlando Vives Campo falleció el 16 de febrero de 2016 a la edad de 83 años. Quienes lo conocieron no dudan en afirmar que fue  una persona excepcional, que vivió para los suyos y siempre con una sonrisa en los labios. 

Orlando Vives Campo junto a su esposa, Olga Prieto de Vives, y sus hijos.
Orlando Vives Campo junto a su esposa, Olga Prieto de Vives, y sus hijos.