S.O.S. Océanos en peligro y el mundo no despierta

El hielo compuesto de agua dulce puede estar sobre el mar, como pasa en el Ártico, o puede estar sobre la tierra como sucede en el caso de la Antártida o Groenlandia. Si esa agua que está en forma de hielo sobre tierra se derrite y pasa a integrarse en el océano, éste aumentará su volumen y, por tanto, subirá el nivel del mar y muchas zonas de la costa quedarán anegadas. En la foto, imagen donde se ve un arco iris apareciendo en el horizonte en el Ártico. (Foto Yna South)

Medio Ambiente
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*Debido a las consecuencias del cambio climático y el calentamiento global, los científicos ya han comprobado que, desde los años sesenta, el aumento del nivel del mar se está acelerando y, actualmente, lo hace a un ritmo de 3 milímetros por año.

Los océanos, masas de agua de movimiento constante que crean costas, acantilados, playas o hielos de sorprendente belleza, son hábitat de una biodiversidad tan rica como desconocida. Son las aguas que cubren y enriquecen nuestro planeta, nos proporcionan alimento, cuidan de nuestra atmósfera y nuestra salud y, sin embargo, los hemos convertido en vertederos de nuestros desperdicios e ignorancia.

Océano es la masa de agua que existe en nuestro planeta y que integra también los mares, más o menos pequeños, que se expanden por los distintos continentes. De toda el agua que hay en la Tierra, el 3% está en forma de agua dulce y, de ésta, el 98,2% está congelada; es decir, el 2,9% del agua del planeta está congelada, porque el hielo sólo puede ser dulce, mientras el agua salada cubre más del 70 % de la Tierra.


Cristina Romera Castillo, oceanógrafa e investigadora del Instituto de Ciencias del Mar, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Csic, en Barcelona, autora del libro ‘AntropOcéano’. (Foto: cedida por Romera Castillo)
Cristina Romera Castillo, oceanógrafa e investigadora del Instituto de Ciencias del Mar, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Csic, en Barcelona, autora del libro ‘AntropOcéano’. (Foto: cedida por Romera Castillo)



El agua dulce apta para el consumo humano se encuentra en los lagos, ríos y la recogida por la lluvia, y en total representa menos del 1% del planeta.

El hielo compuesto de agua dulce puede estar sobre el mar, como pasa en el Ártico, o puede estar sobre la tierra como sucede en el caso de la Antártida o Groenlandia. Si esa agua que está en forma de hielo sobre tierra se derrite y pasa a integrarse en el océano, éste aumentará su volumen y, por tanto, subirá el nivel del mar y muchas zonas de la costa quedarán anegadas.

Este es uno de los graves problemas que los científicos prevén que sucederá, debido a las consecuencias del cambio climático y el calentamiento global, por los que ya se ha comprobado que, desde los años sesenta, el aumento del nivel del mar se está acelerando y, actualmente, lo hace a un ritmo de 3 milímetros por año.

Cristina Romera Castillo, oceanógrafa e investigadora del Instituto de Ciencias del Mar, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Csic, en Barcelona, autora del libro ‘AntropOcéano’, explica cuáles son los problemas más graves que afectan a océanos y mares, es decir, la hidrosfera de nuestro planeta.

Cristina Romera Castillo, oceanógrafa e investigadora del Instituto de Ciencias del Mar, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Csic, en Barcelona, autora del libro ‘AntropOcéano’. (Foto: cedida por Romera Castillo)
Cristina Romera Castillo, oceanógrafa e investigadora del Instituto de Ciencias del Mar, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Csic, en Barcelona, autora del libro ‘AntropOcéano’. (Foto: cedida por Romera Castillo)

El peligroso

calentamiento del océano

“El océano, actualmente, afronta varios retos con diferentes problemas de todo tipo, uno está causado por las emisiones de gases de efecto invernadero (dióxido de carbono o CO2, Metano, Óxido Nitroso o  Gases Fluorados),  que, por un lado, están provocando el calentamiento del planeta y que, al absorber el océano el 90 % de calor que generan esos gases, también lo calienta, lo que da lugar a otros problemas como, por ejemplo, el desplazamiento de especies que no pueden habitar en aguas tan calientes”.

“Por otra parte, -continúa la investigadora-, provoca la mortandad de otras especies que no pueden moverse porque viven pegadas a las rocas, como plantas, algas o corales. El calentamiento también está provocando una disminución del oxígeno en algunas zonas del océano, así como el exceso de emisiones de gases de efecto invernadero en la atmosfera, de los cuales un tercio lo absorbe el océano”.

Tanto la absorción de calor como la absorción de estos gases nos beneficia a nosotros, los habitantes de la Tierra, en cuanto que mantiene temperaturas menos calientes de las que tuviéramos sin el océano, pero, por otro lado, señala Romera, “la absorción de gases de efecto invernadero provoca la acidificación del agua y esto tiene consecuencias también para organismos marinos que tienen estructura calcárea como pueden ser los corales o los que tienen concha, como algunos moluscos”.

Vista de un manglar en los alrededores de la playa Guacalillo, unas de las mas contaminadas de Costa Rica. (Foto: Jeffrey Arguedas)
Vista de un manglar en los alrededores de la playa Guacalillo, unas de las mas contaminadas de Costa Rica. (Foto: Jeffrey Arguedas)

Sobrepesca, plástico,

contaminación química

Los suelos de los océanos están formados por ecosistemas marinos y vegetales, como son las praderas marinas, la posidonia o los manglares que absorben el CO2, lo trasforman en carbono orgánico (esencial para la actividad biológica del suelo), lo almacenan y no vuelven a la atmosfera en forma de CO2, a menos que se degraden esos ecosistemas y desaparezcan, por ejemplo, arrastrando anclas en el caso de las praderas marinas o instalando granjas de gambas en los manglares.

Pero, “además de los gases de efecto invernadero, como el CO2, existen otros problemas para los océanos, como la sobrepesca que está agotando las poblaciones de peces en muchas zonas; la contaminación por plásticos, que ha llegado ya hasta los puntos más profundos de los mares, y junto con la contaminación química, se puede decir que éstos son los principales problemas que tiene el océano ahora mismo”, indica la científica.

“Llamamos océano a uno sólo del que forman parte todos ellos y también forman parte los mares y, de entre todos, el mar Mediterráneo es uno de los que sufren más presión antropogénica (que procede de los seres humanos y que, en particular, tiene efectos sobre la naturaleza), porque es un mar pequeño; tiene mucha población en su costa; poco intercambio de agua con el océano Atlántico, sólo a través del estrecho de Gibraltar, y es uno de los mares que tiene mayor sobrepesca que la media del océano”.

Plástico, uno de los mayores

enemigos del océano

Por estas circunstancias y por la acumulación de la que es víctima de los deshechos de plástico, tiene muchos ecosistemas degradados y se considera uno de los que se encuentran en peores condiciones, aunque también hay muchas zonas en los océanos con una gran presión provocada por la acumulación de plásticos.

Se sabe que el 5% del plástico que se produce anualmente acaba en los océanos. Este porcentaje parece muy pequeño, pero, como subraya Romera, “cuando estamos hablando que anualmente se fabrican 368 millones de toneladas, la cantidad no es despreciable. Cada año llegan al mar hasta 13 millones de toneladas de plástico, pero de todo eso sólo se ha encontrado un 1%. A ese restante 99% se le llama ‘plástico perdido’, y otro que no se ha computado es el que se encuentra en el interior de los animales”.

Para los corales, el aumento de la temperatura del planeta, la contaminación del agua y la sobrepesca les provocan estrés y “causando el ‘blanqueamiento del coral’ que, si permanece durante mucho tiempo, estos animales coloniales terminan muriendo”. En la imagen, un grupo de peces sobre un arrecife de corales en aguas de Krabi, Tailandia. (Foto: UDO Weitz)
Para los corales, el aumento de la temperatura del planeta, la contaminación del agua y la sobrepesca les provocan estrés y “causando el ‘blanqueamiento del coral’ que, si permanece durante mucho tiempo, estos animales coloniales terminan muriendo”. En la imagen, un grupo de peces sobre un arrecife de corales en aguas de Krabi, Tailandia. (Foto: UDO Weitz)

Daños irreversibles

Pero ¿se está haciendo algo para evitar estos desastres en los océanos?, según la científica hay algunas intenciones de actuación, y cita a la ONU (Organización de las Naciones Unidas), donde los distintos países pertenecientes acordaron poner en marcha un tratado (todavía no firmado), para proteger el océano de alta mar y “esto supone conseguir la protección del 30 % de los océanos para 2030. También se están realizando acciones de restauración de algunas zonas de ecosistemas y protegiendo áreas marinas, pero no es suficiente”.

Cristina Romera, sin embargo, se lamenta de que hay daños que ya son irreversibles, como el blanqueamiento del coral que puede extinguir la especie.

Para los corales, el aumento de la temperatura del planeta, la contaminación del agua y la sobrepesca les provocan estrés y “las microalgas simbióticas que les proporcionan alimento desaparecen causando el ‘blanqueamiento del coral’ que, si permanece durante mucho tiempo, estos animales coloniales terminan muriendo”.

“O la extinción de peces -concluye la oceanógrafa Cristina Romera Castillo-, porque si acabamos con todos los ejemplares de una especie también sería irreversible. Pero yo creo que lo importante es que seamos conscientes del problema y que se haga presión para que se pongan soluciones”.