Quince años dando de comer al necesitado

José Moreno colabora en el comedor desde sus inicios.

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La obra que inició el 5 de mayo de 2004 alimentado diariamente a  60 personas aproximadamente, atiende actualmente un promedio de 400. Hoy requiere del apoyo de la comunidad para seguir en funcionamiento.

Por: Daniela A. García G.
Redacción EL INFORMADOR
Fotos: Edgar Fuentes

El 5 de mayo de 2004 comenzó a funcionar el comedor social San Juan de Dios en Santa Marta, una obra de la iglesia con un único objetivo: alimentar física y espiritualmente a los más necesitados en la ciudad.

Desde entonces son incontables las personas que han pasado por este comedor, ubicado en un espacio dentro del antiguo hospital San Juan de Dios, en la calle del Río (carrera segunda), entre Burechito (calle 21) y Santa Rita (calle 22), en el Centro Histórico.

La obra que suma 15 años fue una iniciativa de los sacerdotes Manuel Agudelo Marín y Héctor Fabio Nagles, quienes trabajaron de la mano con la fundación María Rosa Mística hasta 2014, cuando debieron viajar a España.

A partir de 2015, la labor fue asumida por la capilla San Juan de Dios, entonces a cargo del presbítero Ramiro Núñez, quien hizo grandes esfuerzos junto a la comunidad para mantener la labor, hasta que fue trasladado a otra parroquia.
https://www.youtube.com/watch?v=Lirap0XT1kE&feature

Actualmente el comedor es responsabilidad de la Pastoral Social de la Diócesis de Santa Marta, a cargo del padre Harold Tejada, quien junto a un equipo de voluntarios vela por el sostenimiento de este lugar.

José Moreno colabora en el comedor desde sus inicios. Él se conoce al dedillo cada una de las tareas que deben hacerse diariamente para garantizar la atención en el lugar. Es el testigo de cómo esta obra representa la única fuente de alimentación de cientos de personas.

El comedor está en funcionamiento desde el 5 de mayo de 2004.
El comedor está en funcionamiento desde el 5 de mayo de 2004.

Recuerda que inicialmente el comedor atendía una población promedio de 60 personas diariamente, conformada principalmente por indigentes, drogadictos y prostitutas.

“Atendíamos a las personas más pobres de Santa Marta, no solo con el objetivo de alimentarlos, sino de ayudarlos en su recuperación y ayudamos a muchas personas a salir de las drogas y apartarse de la prostitución”, recuerda este laico.

Pero la demanda del comedor se ha sextuplicado en estos tres lustros, no solo por las dificultades propias del país, sino por la crisis que se vive en la nación vecina y que ha derivado en la migración masiva de venezolanos.


Moreno afirma que actualmente el comedor recibe un promedio de 500 personas diariamente, entre niños, madres, mujeres embarazadas, hombres y ancianos, en busca en un plato de comida.

“Procuramos ofrecerles lo mejor posible con lo que tenemos. A veces llega carne y les damos; cuando no, servimos frijoles o lentejas; también les preparamos pastas. No damos por dar, tratamos de presentarles platos de comida dignos”, asegura este colaborador.

Llamado de auxilio

Esta obra de la iglesia católica amerita una lucha titánica. Cada día se requieren al menos 50 libras de carne o pollo, 55 de arroz, granos y pastas, además de dos litros de aceite y cantidades de verduras, hortalizas y panela.

José Rojas, colaborador del comedor, asegura que actualmente hay dificultades para mantener la atención, debido a la cantidad de personas que requieren alimentación y la escasez de las provisiones.

“Necesitamos la colaboración de toda la ciudadanía para poder continuar con esta obra, acá atendemos a las personas más pobres de la ciudad, esas que no tienen absolutamente nada”, aclara.

“Hacemos un llamado urgente a la comunidad, se nos está creciendo la población y no tenemos provisiones”, José Rojas, voluntario del comedor.

Rojas detalla que no solo se requieren productos como arroz, harina, pastas, aceite, granos y panela, sino pañales, fórmulas lácteas y leche entera para poder apoyar a las madres con niños pequeños; además de colaboraciones en dinero que les permitan adquirir semanalmente los alimentos perecederos, como carne, pollo y verduras.

“La verdad es que nuestras provisiones se están acabando y actualmente no tenemos muchos de los productos que necesitamos para mantener la atención en el comedor, por eso hacemos un llamado urgente a la comunidad”, afirma Rojas.

Centenares de personas llegan de lunes a jueves desde las 9:00 de la mañana.
Centenares de personas llegan de lunes a jueves desde las 9:00 de la mañana.

Las instalaciones

El comedor es atendido diariamente por un equipo de unas ocho personas, quienes prestan su servicio de manera voluntaria sin recibir pago, con la única gratificación de servir a Dios.

Estos colaboradores apoyan cada día en las labores de cocinar, servir, atender a los comensales, recoger y lavar los calderos, ollas, platos y vasos.

Los centenares de personas que llegan de lunes a jueves al comedor, empiezan a agolparse en las puertas desde las 9:00 de la mañana y muchos aguardan hasta la 1:00 para poder ingresar.

La razón de la demora radica en que las instalaciones son muy pequeñas para atender los centenares que llegan en busca de un plato de comida. Por tal motivo, los organizadores deben dividirlos en al menos cuatro grupos que ingresan cada 40 minutos, empezando por los niños con sus madres, mujeres y ancianos y finalizando con los hombres.

“Actualmente estamos haciendo una pequeña ampliación para poder atender a más personas en menor tiempo, porque la gente no cabe en el espacio que tenemos”, cuenta Rojas.

Una vez dentro, las personas inician haciendo una oración, proceden a comer y finalizan con una alabanza dando gracias a Dios, cuya providencia, junto a la colaboración de la comunidad, hace posible el sostenimiento del comedor.

SOS por el comedor San Juan de Dios

El comedor social San Juan de Dios requiere el apoyo de toda la comunidad para seguir en funcionamiento.

Las personas interesadas en hacer sus aportes, pueden acercarse de lunes a viernes de 9:00 de la mañana a 1:00 de la tarde a entregar sus contribuciones, en la sede del comedor, ubicada junto a la capilla San Juan de Dios, en la en la calle del Río (carrera segunda), entre Burechito (calle 21) y Santa Rita (calle 22), en el Centro Histórico.

Las donaciones pueden ser en especie, con alimentos como arroz, pasta, granos, aceite, leche y panela; así como en efectivo, que les permita a los colaboradores comprar carnes y verduras.

Las contribuciones también pueden ser consignadas en la cuenta de ahorros Nº 516 999 344 73 de Bancolombia, a nombre del Secretariado de Pastoral Social, Nit 891.780.24-5.

“Esta obra se sostiene gracias a la caridad de las personas que hacen sus aportes y la providencia divina”, José Rojas, voluntario del comedor.

Unas ocho personas colaboran diaria y gratuitamente con el servicio.
Personas esperan para ingresar al comedor y recibir un plato de comida.
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