El tesoro viajó en avión

No son claras las razones por las que el régimen de Nicolás Maduro sacó las toneladas de oro de su banco central. El colombiano Alex Saab, sería una de las piezas clave de esa operación.

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Más de siete toneladas de oro en barras salieron del Banco Central de Venezuela y llegaron a África. Un colombiano participaría en este misterio digno de una novela.
Un poco más de 7,4 toneladas de oro venezolano, un tesoro avaluado por encima de 300 millones de dólares, aparecieron ilegalmente en Uganda. Las autoridades del país de África Oriental revelaron la semana pasada que el metal precioso había entrado sin pasar los filtros de aduana. El asunto tomó vuelo mediático por los ingredientes que combina.

A finales de febrero, la agencia Reuters informó que alguien había extraído al menos 8 toneladas de oro de las bóvedas del Banco Central de Venezuela. Ante la caída de la producción petrolera y su crisis económica interna, agravada por un cerco internacional, el régimen habría encontrado en sus reservas del metal la forma de obtener liquidez para sostenerse a como diera lugar.
Pocos días más tarde, la Policía de Uganda aseguró que a su país llegaron dos enormes remesas de oro que entraron sin pasar por los controles. Un primer cargamento de 3,8 toneladas, el 2 de marzo, y otro de 3,6 tres días más tarde. En medio de un gran escándalo en el país, las autoridades encontraron el segundo en las instalaciones de la empresa AGR, una refinería de oro. Pero no han podido encontrar el primero. La firma asegura que se trató de una transacción legal, al contrario de la versión de la Policía.

Ángel Alvarado, diputado de la Asamblea Nacional de Venezuela, ya había denunciado con otros la extracción del oro. Dijo entonces que pretendían venderlo de contrabando en el exterior. Y el 15 de marzo, cuando llegaron las noticias de Uganda, el político opositor aseguró que ese era el oro perdido. Y recalcó que faltaban 600 kilos del material.

Hasta ahí va la información oficial. Pero muchos más hilos se entrecruzan en esta historia. La versión digital de la revista venezolana Cuentas Claras, especializada en crimen transnacional le agregó un protagonista: “Alex Saab sería el dueño del oro decomisado en Uganda, el que habría recibido como pago por importaciones realizadas para el régimen de Maduro del cual es el principal proveedor”.

Saab, un empresario colombiano, tiene orden de captura en este país, y está envuelto en uno de los mayores escándalos de corrupción del gobierno de Maduro: el de los Clap. Estos son los mercados con productos básicos que el régimen reparte a la población. Detrás, esconden una red de empresas de papel que encubren lavado de activos y corrupción que escala hasta las más altas esferas del poder venezolano.

El empresario pertenece a una familia llegada a Colombia a mediados del siglo pasado desde el Líbano, y dedicada al comercio. Construyeron su fortuna con el negocio textil. Alex, el segundo de cuatro hermanos, apareció hace unos cinco años en Venezuela, convertido en un magnate, asociado con Álvaro Pulido, otro colombiano, trabajando para el Gobierno de Maduro.

La relación de Saab con los lingotes que aparecieron en Uganda no ha trascendido mucho. Sin embargo, el oro haría supuestamente parte del pago por las importaciones que hace el Gobierno de Maduro, y pasaría por la refinería de Uganda para fundirlo y perder el rastro antes de venderlo en otros países, como Emiratos Árabes. Una firma de este último país ya le había comprado tres toneladas al Banco de Venezuela a comienzos de este año, pero anunció que frenaría los negocios mientras se estabilizaba la crisis política.

Un misterio se suma a la fuga del oro: el de los aviones rusos. En enero, Novaya Gazeta, un diario ruso, reportó el vuelo de un Boeing entre Moscú y Caracas, pasando por Dubái. Según sus fuentes, agencias rusas habrían ayudado a sacar 20 toneladas de oro de Venezuela. En el país sudamericano, figuras de oposición apuntaron a informaciones similares.
Hasta ahora, las circunstancias que rodean la salida del oro venezolano no son claras, tampoco quiénes se estarían beneficiando de la fuga del tesoro al que se aferra Maduro para salvarse.