Con miras a iniciar prácticas profesionales, 59 estudiantes del Programa de Medicina recibieron la bata que les confiere el poder de cuidar la vida.
Perseguir los sueños es caminar hacia un destino que para algunos puede parecer cercano, mientras que para otros, como Alfonso Díaz Granados Zabaraín, estudiante de Medicina en la Universidad del Magdalena, implica transitar por un camino lleno de altibajos, donde el tiempo parece transcurrir más lentamente.
Hoy, Alfonso es un ejemplo de superación y resiliencia. Convertirse en médico ha sido una meta que ha perseguido durante más de cuatro décadas, después de haber probado suerte en varias carreras. “Mantuve mi sueño de estudiar medicina como algo perdido, pero tuve la oportunidad de regresar a la universidad”, comentó con emoción.
Unimagdalena lo acogió y hoy a sus 64 años ya está a un paso de alcanzar su título. En la tradicional ceremonia de imposición de batas blancas recibió la autorización simbólica de sus docentes para emprender la recta final de su formación.
A pesar de que para Alfonso la medicina “es la carrera más difícil”, afirma que en ella se desarrollan todas las habilidades e inteligencias del ser humano y con gratificación reconoce a la Alma Mater porque, a su parecer, “es la mejor universidad del mundo”.
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Este futuro médico irá a desempeñarse en sus prácticas profesionales para ejercer todos los conocimientos que adquirió, pero también resalta que “es un tiempo para seguir estudiando y desarrollándose”, pues sabe que la educación es a lo largo de la vida, como reza el principio del Rector Pablo Vera Salazar.
Unimagdalena ha formado a este grupo de estudiantes como profesionales integrales para promover la salud, prevenir y rehabilitar la enfermedad con alto grado de compromiso social.
Médicos comprometidos
Junto a Alfonso Díaz Granados, otros 58 estudiantes cursaron con éxito 10 semestres de formación académica y ahora adquirirán experiencia y destreza a lo largo de un año en escenarios clínicos y hospitalarios en Santa Marta, Ciénaga, Barranquilla, Atlántico, Cartagena, Valledupar, Cúcuta, Bucaramanga, Cali y Bogotá.
“Los estudiantes asumen una responsabilidad cuando se ponen la bata blanca: el cuidado hacia el ser humano”, expresó la médica magíster María Angélica Meñaca Guerrero, directora del Programa de Medicina, quien también afirmó que los futuros médicos tienen las cualidades para responder a las necesidades en salud en los diversos contextos, gracias a la formación integral y científica recibida.
La ceremonia contó con el acompañamiento del doctor Stevenson Marulanda Plata, presidente del Colegio Médico Colombiano, quien enalteció la educación que Unimagdalena ha impartido en estos estudiantes: “Veo en la Universidad del Magdalena un gran carácter en su vocación de enseñanza. Es un ejemplo de formación del médico que Colombia necesita”.
En esta cohorte también recibieron batas 16 estudiantes beneficiarios del programa Talento Magdalena, jóvenes provenientes de Aracataca, Concordia, El Banco, Guamal, Nueva Granada, Pedraza, Pivijay, Plato, Sabanas de San Ángel, San Sebastián de Buenavista, Sitionuevo y Zapayán, y muchos de ellos serán profesionales pioneros en sus familias y los primeros médicos en sus municipios.
Karol Toloza Muñoz, oriunda de Punta de Piedras, Zapayán y favorecida por esta iniciativa institucional, declaró: “en mi región es muy difícil acceder a la educación superior y gracias a esta beca muchos de mis compañeros y yo contamos con el apoyo para el ingreso y la permanencia en la Universidad”.