El ‘realismo mágico’ de Santa Marta

Santa Marta 1843-Edward Walhouse Mark

200 años de la Batalla de Boyacá
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Conociendo algunas de las motivaciones que llevaron probablemente a Santa Marta a no tomar partido de la causa patriota, recibiendo críticas por su falta de colaboración, el historiador Rafael Amarís Maya tiene su percepción:
“La leyenda del realismo de Santa Marta tiene su origen en una asonada y golpe de cuartel, que privaron a su pueblo en los primeros meses de la emancipación, de su libertad física y moral, y lo sujetaron de nuevo al gobierno de la corona”, comprendiendo en parte tenues intenciones de participar sin éxito, sin convocatoria, sin el apoyo popular.

Maya agrega que el pueblo samario estaba dispuesto a luchar por su independencia y que prueba de ello fue la firma del acta de agosto 10 de 1810, en la que, guardadas las proporciones, asumía la situación en los mismos términos que Cartagena y Santafé. Resalta además que el motivo del apoyo samario al gobierno español, fue la llegada a la ciudad de los españoles que huyeron de Cartagena luego de que los criollos asumieran una posición más radical y expulsaran al gobernador enviado desde la metrópoli.

Por aquel entonces, y como describe Álvaro Ospino Valiente, el aislamiento que tenía Santa Marta debido a las difíciles condiciones de comunicación, dejaron a Bogotá, Medellín, Cartagena, El Socorro y Barranquilla, como las principales urbes de la Nueva Granada, frente a un crecimiento lento, casi imperceptible, de la ‘Perla de la América’.

En su libro ‘Identidades e independencia en Santa Marta y Riohacha, 1750-1850’, escrita en 2005, el noruego Steinar A. Sæther expone otra perspectiva ya desde la mirada por parte de las tribus aborígenes que habitaban la Sierra Nevada:

“Por qué tantas comunidades indígenas en las provincias de Santa Marta y Riohacha generalmente resultaban ser los más leales defensores de la corona. Una posible explicación consiste en que los indios podían haber visto en los oficiales reales, aliados contra las pretensiones económicas y políticas de los criollos locales.

Los indígenas podrían haber temido las consecuencias de un rompimiento total con España si este llegara a implicar un régimen criollo sin ninguna forma de control superior político de afuera. Su defensa de los oficiales reales y de la corona sería, desde esta perspectiva, menos el resultado de una convicción ideológica –o un ejemplo de tradicionalismo y retraso indígenas– y más una consecuencia lógica de los patrones locales del conflicto: lucha por tierras, comercio y poder político local”.

Sin tantas opciones de progreso y muy lejos territorialmente de los acontecimientos que desencadenaron el periodo emancipador, esta tierra se conformaba con pasar desapercibida, ¿por qué?

Don Miguel Díaz Granados y Núñez de Dávila (1722-1816)
Don Miguel Díaz Granados y Núñez de Dávila (1722-1816)
Nadie es profeta en su tierra

Paradójicamente uno de los héroes de la patria más reconocidos y que impulsó el movimiento independentista era samario.
Don Miguel Díaz Granados y Núñez de Dávila, graduado de bachiller en Filosofía del Colegio del Rosario (1788) y en Derecho Canónico (1790), así como de licenciado y doctor en Derecho Canónico (1790).

Su presencia en Cartagena de Indias se debe a la entrañable amistad que lo unía a otro ilustre patriota: José María García de Toledo. Juntos personificaron la revolución que dio al traste con el dominio de España en esa provincia.

“Cuando se constituyó la Junta de Cartagena, Miguel Díaz Granados y García de Toledo engrosaron sus filas con lanza en ristre contra el execrable gobierno monárquico. Luego de reorganizar las instituciones públicas, fue nombrado ministro del Supremo Tribunal de Justicia hasta el mes de septiembre de 1811”, explica en uno de sus ensayos William Hernández Ospino.

Las intenciones de Santa Marta por aquel entonces de mantenerse fiel a los realistas, derribaron todo intento para que el grito de libertad liderado por Díaz Granados decayera en esta región.
“Este desacuerdo de ideales entre las dos provincias fue el motivo principal de las hostilidades que más tarde las condujeron al campo de batalla. En vista de la obstinada pasión de los samarios hacia su rey Fernando VII, la Junta de Cartagena de Indias no tuvo otra alternativa que cerrarle los pasos a la ciudad rival, y con todas las estrategias posibles evitar que la insurrección realista triunfara en detrimento de la Libertad que se estaba fraguando al cabo de trescientos años de esclavitud”, relata Ospino.

Llegó a ser senador de Estado y hasta ministro del Supremo Tribunal de Justicia, cargo que duró poco, ya que en agosto de 1815 Pablo Morillo, ‘El Pacificador’ sitia a Cartagena de Indias, bastión de la Nueva Granada y poderosa plaza fortificada.

Sus habitantes la defendieron durante 106 días, al cabo de los cuales se rindieron a causa de los estragos que causó el hambre y la miseria que provocó el sitio. Se dice que murieron 6.000 personas en menos de cuatro meses. Según narra el general O’Leary, uno de los sobrevivientes, para aplacar el hambre, llegaron a comer ratas, gatos, y hasta cuero de vaca remojado en agua salada de mar.

El 24 de febrero de 1816, Morillo hizo fusilar en Cartagena a los nueve primeros líderes patriotas, uno de ellos fue el samario Miguel Díaz Granados. Empezaba así el “Régimen del Terror”, llamado así por la brutal manera como los españoles contuvieron el proceso de Independencia.

Miguel Díaz Granados y Núñez de Dávila (30 de septiembre de 1772) se convirtió en uno de los mártires de la independencia de Cartagena, luchó hasta el día de su muerte por despegar del yugo español tanto a ‘La heroica’ como a su ciudad natal, Santa Marta.

Acta de autonomía de Santa Marta

Oficio sin firma dirigido al vicealmirante de Escuadras de Su Majestad Británica de Jamaica, Carlos Sterling, comunica pérdida de Santa Marta; espera que el comisionado coronel Pablo de Arosemena le haya expuesto las razones que tiene para solicitar ayuda para tomar medidas de ataque contra insurgentes de Cartagena; entiende que no serán las embarcaciones mejores por la guerra actual que libran con los Estados Unidos pero le informa que Cartagena acoje a los corsarios americanos.

Firma un acta que reafirma la independencia de España y la autonomía de Cartagena expresando que: “Santa Marta debe reasumir su gobierno y administración interior, con tanta más razón, cuanto que según el artículo 19 de la misma acta federal, las provincias de la Nueva Granada, que giman bajo la opresión de sus antiguos mandones, deben ser redimidas de las cadenas que las oprimen, para que, sacudido el yugo y explicada libremente su voluntad, se constituyan otros tantos gobiernos libres e independientes, como los que constituyen la unión”.

Se nombra una diputación para que exprese toda voluntad del pueblo samario, integrada por, primero, Miguel Díaz Granados; segundo, Domingo Díaz Granados; y tercero, José Francisco Munive y Mozo.
Catedral - Edward Walhouse Mark
Catedral - Edward Walhouse Mark

En 1813 hubo un triunfo de las tropas patriotas al mando de Labatut, pero los indios del pueblo Mamatoco las derrotaron. De hecho, cuando las tropas patriotas finalmente triunfaron en Santa Marta, fueron muy pocos los atropellados o exiliados, para algunos actores del conflicto la transición de opositores a amigos de la nueva república se dio sin tantos traumatismos, pues el pragmatismo primó en el mundo de la política y de los negocios”: Steinar Seather, historiador.


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