El samario que lucha por curar el cáncer

El médico samario William Baquero Iguarán, especialista en Radioterapia Oncológica.

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Tras cinco años en el exterior especializándose en Radioterapia Oncológica e importantes logros en el área de la medicina, William Baquero Iguarán prefirió regresar a su país para servirle a su gente, lo hace tratando de regresarles la salud a los pacientes con cáncer en Barranquilla y su natal Santa Marta.

Por: Daniela A. García G.
Redacción EL INFORMADOR

“Sí hay esperanza”. Esa es quizás la frase preferida del doctor William Baquero Iguarán, especialista en Radioterapia Oncológica, quien diariamente lucha por librar a sus pacientes del cáncer. Lo hace confiando en Dios, la tecnología y sus conocimientos.

Este médico, quien se confiesa hincha del Unión Magdalena, nació en Santa Marta en 1982. Es hijo del ex director seccional de Fiscalía, William Baquero Namén, y la guajira Ivét Iguarán. En la capital del Magdalena cursó sus estudios de primaria y bachillerato en el colegio San Luis Beltrán.

En 1999, inicialmente por insistencia de su padre, aplicó para estudiar medicina y fue aceptado por la Universidad del Norte, en Barranquilla. Baquero Iguarán se enamoró perdidamente de la carrera y seis años más tarde obtuvo su título médico cirujano.

Tras culminar, hizo su rural en el Magdalena, prestando sus servicios a través de brigadas de salud en diferentes municipios del departamento, así como en el entonces recién reabierto Hospital Universitario Fernando Troconis.

“No hay nada más lindo que llegar a la ciudad donde naciste, donde te criaste, donde jugaste boliche, y poder retribuirle a tu misma gente todo aquello que has aprendido”

Poco después siguió ganando experiencia como médico general en la clínica de Saludcoop y la de la Policía Metropolitana de Santa Marta, hasta que decidió especializarse en el área de Oncología.

En 2009 partió hacia Buenos Aires, donde empezó a especializarse en Radiología, pero poco después pasó al área de Radioterapia Oncológica, que era lo que le apasionaba.

Tras cuatro años de estudios, presentó una tesis titulada: ‘Radioterapia postoperatoria a pacientes con alto riesgo de recaída local en cáncer de riñón’, con la que impresionó tanto a sus tutores, que estos le propusieron mostrarla en un Congreso de Médicos Residentes en Buenos Aires, evento en el que la investigación fue todo un éxito.


Pese al éxito obtenido en el exterior, Baquero Iguarán decidió regresar a Colombia para servirle a los pacientes de la costa, específicamente de Barranquilla y Santa Marta.

Tras el revuelo causado por su estudio, a Baquero le propusieron presentarlo en el Congreso de la Sociedad Americana de Radioterapia Oncológica –Astro, por sus siglas en inglés-, el evento anual más importante en esta área de la medicina.

La investigación del samario fue la más vista entre 3.000 mil trabajos presentados por médicos de diferentes países del mundo, incluidos Estados Unidos, Suecia y Japón.

Poco después de ese gran éxito, el médico decidió irse a Chile, para entrenarse en nuevas técnicas de radioterapia en la Clínica Alemana, la segunda más importante de Latinoamérica en esta área de la medicina.

Tras perfeccionarse en las nuevas técnicas de radioterapia, y pese a tener diferentes ofertas, Baquero Iguarán decidió regresar a la capital del Magdalena para poner sus conocimientos al servicio de su tierra.

Actualmente presta sus servicios en diferentes clínicas de Barranquilla, donde está residenciado, pero cada semana viaja a Santa Marta para atender a sus coterráneos en la clínica Mar Caribe. Allí, en su consultorio, concedió esta entrevista a EL INFORMADOR.

EL INFORMADOR (EI): ¿Por qué decidió estudiar medicina?

William Baquero Iguarán (WBI): “Mi papá se inclinaba mucho por la parte médica, él fue quien empezó a venderme la idea, porque en mi familia ya había muchos abogados. Siempre hay alguien que quiere tener un médico en la familia.  Yo me inclinaba hacia la parte química, pero también me visualizaba  ayudando a la gente. Cuando salí del colegio, me tomé un año sabático, me fui a Bruselas, Bélgica, para aprender francés, y eso me cambió un poco la forma de pensar. Cuando llegué me postulé a la carrera de Medicina e inicié en la Universidad del Norte, en Barranquilla”.

EI: ¿Por qué decidió especializarse en Radioterapia Oncológica?

WBI: “Desde que empecé en el área de la medicina me llamaron la atención los pacientes oncológicos”.

EI: ¿Hay antecedentes de pacientes con cáncer en su familia?

WBI: Sí. Mi abuelo murió de cáncer de colon, mi abuela de cáncer de pulmón, pero lo que me marcó fue el caso de un amigo, joven, una persona feliz, activa, quien murió por un cáncer de páncreas. Desafortunadamente 80 por ciento de los pacientes que se diagnostican con cáncer de páncreas están en estado metastásico, él estaba dentro de ese 80 por ciento. Eso me dio muy duro”. 

EI: ¿Por qué hizo su especialización en Argentina?

WBI: “En 2009 decidí irme a Argentina para especializarme, porque cuando estuve como médico general me incliné mucho hacia la parte oncológica. Le pedí mucho a Dios que me permitiera ejercer en esa área. Como médico a veces uno tiene sueños que son muy difíciles de cumplir. En Buenos Aires empecé una carrera de Radiología, pero solo duré mes y medio, aunque me gustaba esa parte, no era lo que yo quería. A mí me gustaba era la parte clínica, tener contacto con los pacientes, mientras que los radiólogos hacen un trabajo más de lectura. Los radiólogos hacen un trabajo excelente e importante, pero no tienen tanto contacto con los pacientes”.

“Por cosas de Dios, estando en la residencia de Radiología, me llamaron de una de las mejores clínicas de Buenos Aires, a la cual yo me había postulado por Internet, para hacerme una entrevista. Luego de eso resulta que me dijeron que yo había ocupado el primer lugar, me dieron la residencia, me becaron y pude estudiar Radioterapia Oncológica, que es muy diferente a la Radiología. Si  un paciente necesita un tratamiento de radioterapia, para eso estamos los radiooncólogos”. 


Una investigación del médico samario sobre pacientes con cáncer de riñón le dio la vuelta al mundo.

EI: ¿Cuánto tiempo estuvo en Argentina?

WBI: “Cuatro años y ocho meses. Allá, como tesis de grado, hice una investigación que cambió muchas cosas en mi vida. El estudio se denominó: ‘Radioterapia postoperatoria a pacientes de alto riesgo de recaída local en cáncer de riñón avanzado’. Entonces sucedía que había muchos pacientes con cáncer de riñón que por lo general se operaban y no se les hacía más nada, sino que simplemente se dejaban en observación, diferente, por ejemplo, a pacientes con cáncer de seno, que aunque son operados, siguen con un tratamiento entre comillas de quimioterapia o radioterapia. Yo empecé a preguntarme: ‘¿Qué pasa con los pacientes de cáncer de riñón que se operan y no se les hace nada? ¿Por qué están regresando a los cuatro o cinco años con metástasis en otros órganos? Ante esto, decidimos hacerles radioterapia a esos pacientes que veíamos con factores de riesgo, que podían recaer localmente. El estudio retrospectivo demostró que los pacientes que habían sido irradiados tenían menos riesgo de que el tumor volviera a crecer en el mismo sitio y menos riesgo de que la enfermedad se fuera del sitio, a diferencia de los pacientes que simplemente se dejaron en observación, quienes al cabo de cinco años volvían con la enfermedad.  Eso causó un revuelo”.

“Los pacientes están viviendo mucho más tiempo, con mejor calidad de vida, los estamos curando más, cada vez hay menor riesgo de metástasis”.

EI: ¿Cómo lo evaluaron sus tutores?

WBI: “A los tutores les encantó, al punto que propusieron que el trabajo fuera presentado en un Congreso de Residentes que había en Buenos Aires, un evento no muy grande. Lo presentamos y resulta que gustó mucho y los oncólogos quedaron muy interesados en el tema. Ahí me dijeron que el trabajo estaba muy bueno y me propusieron enviarlo a la Sociedad Americana de Radioterapia Oncológica, que se realiza todos los años en diferentes ciudades de Estados Unidos”.

EI: ¿Para entonces no había dimensionado el alcance de su investigación?

WBI: “Para nada. Me pasó algo muy espiritual con ese trabajo. Yo soy muy creyente. Creo que Dios marca cada paso en nuestras vidas y Él me estaba mostrando el camino que yo debía seguir. Cuando se envió el trabajo a la Sociedad Americana de Radioterapia Oncológica, aún no le veía la trayectoria, pero decía: ‘capaz y lo aceptan’…”

EI: Entonces aún le faltaba fe…

WBI: “Así es. Es que para mí ya era un triunfo el éxito que había tenido en el Congreso de Residentes en Buenos Aires. Pero resulta que en Astro recibieron el trabajo y la empresa para la que yo trabajaba me envió a Atlanta a presentarlo. Cuando lo presenté, mucha gente se acercó a preguntarme sobre el trabajo, pero mi sorpresa fue cuando me metí en Internet y me di cuenta que era uno de los más vistos. De entre tres mil trabajos que se presentaron de todas partes del mundo, entre trabajos de suecos, de japoneses, de estadounidenses, el mío alcanzó el primer lugar. En la empresa para la que yo trabajaba, VIDT Centro Médico, la más grande de radioterapia en Argentina, estaban contentísimos. Además me escribieron de diferentes partes del mundo, me contactaron pacientes que buscaban una esperanza de vida”.

EI: ¿Cómo cree que ese estudio incidió en la esperanza de vida de sobrevivientes de cáncer de riñón?

WBI: “Ese estudio marcó una interrogante muy grande, abrió las puertas para estudiar esos casos”.

EI: ¿Por qué después de ese éxito decidió irse de Argentina?

WBI: “Me fui a Chile, a la Clínica Alemana en Santiago, la segunda mejor de toda Latinoamérica, para aprender nuevas técnicas en radioterapia. Esta es una de las mejores épocas para estudiar esta especialidad, porque estamos creciendo con la tecnología. Anteriormente hacíamos un diagnostico con una radiografía, cuando no existía la época de la tomografía, ni nombrar la resonancia magnética. Ahora estamos hablando más bien de estudios moleculares y de estudios de medicina nuclear que nos están llevando a un crecimiento, todo ese crecimiento nos ha tocado a nosotros los que estamos estudiando en esta época. En Santiago estuve hasta 2014, cuando decidí regresarme a Santa Marta”.

EI: ¿Qué lo motivó a volver teniendo tanto éxito fuera?

WBI: “En Argentina tenía muy buenos proyectos y le doy gracias a Dios por haberme dado esa oportunidad. También le agradezco  mis profesores, colegas y amigos en VIDT Centro Médico que me formaron como especialista en Radioterapia Oncológica. Estoy sumamente agradecido con Argentina, mi segunda patria, por todo lo que me brindó, pero finalmente decidí regresarme. Uno debe retribuirle siempre a su gente. Con lo que Dios te ha dado, con lo que Dios te ha premiado, tú tienes que compartirlo con los tuyos. No hay nada más lindo que llegar a la ciudad donde naciste, donde te criaste, donde jugaste boliche, y poder retribuirle a tu misma gente todo aquello que has aprendido. Esa es una satisfacción muy grande”.

“Casualmente el mismo equipo que tenía en la clínica de Chile, lo tenía también la Mar Caribe en Santa Marta. Gracias a Dios venía conversando con un colega que trabaja conmigo, el doctor Álvaro Muñoz, con quien hice buena empatía y empezamos la labor aquí. El entrenamiento que tenía me sirvió mucho para venir acá a ayudar”.

“Desde que empecé en el área de la medicina me llamaron la atención los pacientes oncológicos”

EI: ¿Cómo fue llegar a ejercer aquí?

WBI: “Me impresioné mucho porque me imaginé otra cosa, pero resulta que Santa Marta tenía también muy buena tecnología, eso es algo que me llamó mucho la atención, tenemos mejor tecnología que incluso muchos sitios de Buenos Aires”.


El médico samario es esposo y padre de un varón y un par de mellas.

EI: Eso quizás los pacientes no lo creen…

WBI: “No lo creen, pero hay muchas cosas que estamos haciendo y que le estamos ofreciendo a los pacientes. En Santa Marta los tratamientos que estamos haciendo con radioterapia son altamente competitivos, tanto nacional como internacionalmente, incluso se viene un nuevo equipo para la clínica que se llama Tomotherapy, para tomoterapia, un equipo que está revolucionando la radioterapia, que nos va a permitir hacer tratamientos mucho más localizados, tratando de proteger más aun los órganos cercanos, es un tratamiento favorable incluso para los pacientes pediátricos. Estamos súper contentos con todo lo que está sucediendo”.

EI: Con el cáncer la prevención es la clave, ¿el sistema de salud del país permite esa prevención?

WBI: “Sí. Muchas veces sucede que por desconocimiento o por renuencia no nos hacemos los tratamientos, pero sí se puede hacer prevención. Por ejemplo, hay mujeres que no se hacen citologías vaginales sino hasta después de tener hijos, cuando deberían hacerlo desde el momento en que empiezan a tener relaciones sexuales. Hay un dato que es crucial: resulta que el cáncer es la segunda causa de muerte, luego de las enfermedades cardiovasculares. Aproximadamente 45 por ciento del cáncer se podría evitar, pero hay que tratar de aumentar los factores protectores y reducir los de riesgo. Un tercio de las muertes son principalmente por cinco factores de riesgo: índice de masa corporal elevada, ingesta reducida de frutas y verduras, falta de actividad física, consumo de tabaco y consumo de alcohol. Eso no necesita de herencia ni de ningún factor externo.  Es decir, nosotros mismos podemos reducir hasta en un tercio la aparición del cáncer, lo que debemos hacer es prevenir. Si tenemos antecedentes de cáncer de mamas no podemos esperar hasta los 50 años para hacernos una mamografía”.

“De nada sirve ser el médico más exitoso si no se es exitoso con los pacientes”

EI: ¿Qué es lo más gratificante de su profesión?

WBI: “Poder darle un mensaje de aliento a los pacientes, decirles que sí hay esperanza, que no están solos.  Siempre les digo que yo trabajo de la mano con el que está arriba  y que juntos lo vamos a lograr. He tenido casos de familias que llegan muy tristes, porque los pacientes no quieren hacerse nada, que están agobiados por el dolor y quieren morirse, pero luego del tratamiento y el manejo multidisciplinario vuelven con otra actitud. Hay que dejar claro que los pacientes cuando se detectan tempranamente se pueden curar y la tecnología está avanzando cada  vez más. Los pacientes están viviendo mucho más tiempo, con mejor calidad de vida, los estamos curando más, cada vez hay menor riesgo de metástasis, pero eso no implica que podamos dormirnos. Tenemos que cambiarnos el chip y empezar a hacer lo que se debe en materia de prevención”.

EI: ¿Tiene algún caso de un paciente que lo haya marcado?

WBI: “Muchos. Recuerdo, por ejemplo, el de una joven que entró en silla de ruedas porque no podía caminar. Yo le pregunté qué era lo que más le gustaba y ella me respondió que las tablets. Yo le dije que hiciéramos una promesa, que si cuando ella terminara el tratamiento se levantaba, tendría su tablet. Después que terminó el tratamiento llegó caminando y me dijo: ‘Míreme, usted y yo tenemos una promesa’. En ese momento le compré la tablet. Fue algo que a ella le sirvió de motivación, pero que a mí me llenó mucho. Eso demuestra cómo hasta donde la empatía entre un médico y un paciente puede ayudar. Hasta ese punto debe llegar la relación de un médico con sus pacientes y sus familiares. De nada sirve ser el médico más exitoso si no se es exitoso con los pacientes. A mí, por ejemplo, no me basta con que un paciente se cure, sino poder verlo en la calle y tener la confianza para darle un abrazo”.

Perfil

William Baquero es médico y cirujano graduado de la Universidad del Norte Barranquilla. Es especialista en Radioterapia Oncológica de la Universidad de Buenos Aires, Argentina.

Baquero maneja técnicas avanzadas para el tratamiento radiante del cáncer: radioterapia 2d, radioterapia tridimensional 3d, radioterapia con electrones, radioterapia de intensidad modulada, braquiterapia de alta tasa de dosis, radiocirugía intracraneal, radiocirugía extracraneal y radioterapia guiada en la imagen.

Se perfeccionó en nuevas técnicas de radioterapia en la Clínica Alemana de Santiago de Chile, una de las más importantes de Latinoamérica.

Es miembro de la Asociación Colombiana de Radioterapia Oncológica, Acro; de la Latinoamericana de Radioterapia Oncológica, Alatro; y de la Americana de Radioterapia Oncológica, Astro.

Médico 2.0

El samario tiene mucho éxito a través de las redes sociales. En su cuenta de Instagram @drwilliambaquero tiene miles de seguidores.

“Uno tiene que llevar el mensaje por todas las vías. Es impresionante la cantidad de gente que me escribe por redes sociales, algunos para contarme sus testimonios, otros para darme las gracias y muchos para hacerme consultas”.

A través de su cuenta no solo publica mensajes esperanzadores y relacionados con su profesión, sino que comparte detalles de su vida como esposo, padre de un varón y un par de mellas.

https://www.youtube.com/watch?v=PoIPBV2aCTc&feature=



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