Los primeros visos de crisis económica fueron evidentes cuando en Unión dejó de participar en tres ocasiones entre 1958 y 1968.
La partida en 1966 de la United Fruit Company, la mayor comercializadora de banano, de todo el territorio de Magdalena, fue un ‘mazazo’ para la economía local, en especial para los que dependían exclusivamente de los recursos que generaba para financiarse.
Con uno brasileros inalcanzables por su cotización internacional, al igual que los argentinos y uruguayos, a Unión Magdalena no le quedó otra que importan futbolistas de tierras desconocidas por aquel entonces en la escena nacional.
Llega en 1967 el paraguayo Aurelio González como DT, en reemplazo de Walter Goulart Da Silveira ‘Santos Cristo’ (apodo dado por el barrio de Río de Janeiro de donde provenía).
El paso del estilo sutil y la disposición al ataque a un esquema más defensivo y de ‘lucha’ en el terreno, fue dando frutos.
A González se le suma como asistente un viejo conocido de la afición samaria, Pablo ‘Toto’ o ‘Sabú’ Valderrama, tío de El Pibe y quien se destacó como un escurridizo delantero. Valores de la tierra que venían de la escuela brasilera como Pablo Huguett, Pedro Vásquez, Aurelio Palacios, Manuel Manjarrés, José del Carmen Arango y el ‘Maestro’ Alfredo Arango, entre otros, hacían parte de la nómina para 1967.
La tropa guaraní hace su aparición: Diógenes Martínez, Félix Arámbulo, Eugenio el ‘Tanque’ Samaniego, José la ‘Hormiguita’ Quiñones, sumándose el reconocido puntero brasilero Wilson Dos Santos Baratta ‘Pipico’, de grata recordación en Santa Marta.
La regular campaña que lo dejó en el puesto diez de 13 equipos en contienda, dejó algunas buenas cosas por rescatar como el invicto de 12 fechas que obtuvo entre julio y octubre de 1967, que le dieron el calificativo de “Tumba grande” cayendo derrotados oncenos de gran renombre para esa época.
