Emotiva despedida a Gabo

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México despidió y rindió homenaje al Nobel de Literatura colombiano, Gabriel García Márquez, cuyas cenizas reposaron por horas en el imponente Palacio de Bellas Artes de la capital mexicana, mientras en su natal Aracataca se hizo un sepelio simbólico.
Llevados por su familia desde su casa en el sur de la Ciudad de México, los restos del escritor colombiano fueron recibidos en el máximo recinto cultural de la capital, con una lluvia de aplausos, mientras la urna con sus cenizas era colocada sobre un pedestal rodeado de rosas amarillas.
Su esposa Mercedes y sus hijos Gonzalo y Rodrigo hicieron la primera guardia de honor y de inmediato comenzó a tocar un cuarteto de cuerdas que intercaló con una orquesta, para interpretar algunos fragmentos de piezas clásicas que le gustaban al escritor, del húngaro Béla Bartók, al italiano Giovanni Bottesini.
También estuvieron en la primera guardia el presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de México, Rafael Tovar y de Teresa, y la directora del Instituto Nacional de Bellas Artes, María Cristina García.
Mientras decenas de invitados, entre familiares, amigos y funcionarios, hacían guardia alrededor de la urna, los admiradores del escritor pasaban a unos metros, sin poder acercarse más que para dejar algunos ramos más de flores amarillas a los pies del pedestal.
Un trio musical se detuvo frente a la urna e interpretó una canción de vallenato, la música de la costa caribeña colombiana, de donde era originario, y que tanto gustó a Gabo, como cariñosamente se le decía al escritor que falleció el jueves a los 87 años en su casa en México. Algunos asistentes siguieron con aplausos el ritmo.
García Márquez dijo en algún momento que su obra cumbre, "Cien años de soledad", era un vallenato de 360 páginas.
Al homenaje acudieron los escritores mexicanos Héctor Aguilar Camín, Ángeles Mastretta, Homero Aridjis y Jaime Abello, director de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano.
"Gabo fue un parteaguas en mi vida", dijo Nelly Hernández, una maestra mexicana de 52 años que esperaba a que se abrieran las puertas del Palacio, que es a la vez el principal teatro de ópera del país. "Me enseñó a gozar de la vida a través de la literatura", añadió la mujer mientras en la mano izquierda sostenía un par de mariposas amarillas hechas de papel.
El amarillo era el color predilecto del escritor, y las mariposas evocan una célebre escena de su obra maestra, "Cien años de soledad".
Los presidentes de México y Colombia se unieron al homenaje con una guardia de honor el lunes por la noche. García Márquez mantuvo lazos importantes con ambos países: nació en Colombia, pero escogió México como lugar de residencia hace varias décadas y allí escribió algunas de sus obras capitales, incluida "Cien años de soledad".
El embajador colombiano en México, José Gabriel Ortiz, dijo que hay un deseo de que sus restos sean divididos entre México y Colombia, aunque todo dependerá de lo que decida la familia. Mercedes Barcha, esposa del escritor, aseguró que aún no ha tomado una decisión sobre el destino de las cenizas. "Es una decisión muy íntima y en su momento se tomará", dijo.