45 niños enfermos de cáncer conocieron el mar

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Ni la enfermedad, ni la difícil situación económica que enfrentan algunos niños que reciben tratamiento oncológico en el Hospital Universitario de Santander, les ha impedido a 45 niños hacer realidad sus sueños
Un sueño que muchos de los niños que residen en el interior del país pueden realizarlo en cualquier momento, pero que a estos chicos por sus condiciones de salud se les dificulta la movilidad por los cuidados especiales que deben tener.
Sin embargo eso no es obstáculo para estos niños que aun padeciendo de cáncer no pierden la fe, la esperanza y el amor hacía la vida, esto va acompañado de toda la ayuda que les brinda la Fundación Amor y Esperanza, que trabaja en pro de brindarle una mejor calidad de vida.
Esta Fundación viene trabajando con estos niños desde hace más de 9 años, cumpliéndole un sueño como es el conocer el mar, a través de diversas actividades esta entidad prepara y organiza todo con el propósito de brindarles esta alegría.
"Esta es una experiencia muy importante para los niños por el cambio de actividad, por hacer que logren realizar un sueño que ellos siempre han tenido de conocer el mar y todo esto se debe a la Fundación Amor y Esperanza, que dese hace nueve años está realizando esta importante labor", manifestó el Pediatra Oncólogo Ernesto Rueda Arena.
Este especialista en enfermedades graves como el cáncer, es quien vigila, revisa y atiende a estos niños, conoce el proceso, la evolución y tratamiento de cada uno de ellos por lo que ve con buenos ojos este tipo de actividades que se ven reflejados en los resultados positivos.
"Esta parte lúdica que pueden tener los niños, que están tan enfermos y con tantas limitaciones, no solamente por su enfermedad sino también por sus condiciones económicas, la cual no les permite costearse por sus propios medios un viaje de esta magnitud", indicó Rueda Arena.
Hacer realidad el sueño de conocer el mar, de ser tratados como reyes en una tierra desconocida para ellos y tener toda la atención por parte del cuerpo de trabajadores del Hotel Decamerón, lugar que desde hace dos años los acoge y les pone a disposición todo su espacio, es un aliciente para estos niños para seguir mejorando.
"A nivel mundial se ha visto que la parte lúdica contribuye mucho en el bienestar y en los resultados positivos que se puedan obtener con los tratamientos, eso es fundamental y gracias a Dios podemos tener una fundación que se dedica a este tipo de actividades", manifestó el oncólogo.
Entre el grupo de niños que visitaron Santa Marta, hay algunos que presentan leucemia, linfomas, tumores del sistema nervioso central, tumor de huesos, y algunos que ya lograron superar su enfermedad.
Por su parte, Esperanza Luna de Almeyda, presidenta de la Fundación Amor y Esperanza, se siente complacida y feliz de haber podido hacer realidad el sueño de estos niños, siente que es la misión que Dios le ha puesto en su camino y por tal motivo lo seguirá haciendo mientras esté dentro de sus capacidades.
"Es algo maravilloso vivir una experiencia con ellos de este tipo, nosotros siempre estamos viviendo el día a día con estos niños, y verlos aquí riendo, disfrutando, siendo felices, nos llena el alma y nos da fuerzas para seguir trabajando por ellos", manifestó Esperanza Luna.
La presidenta y el cuerpo de voluntarios de la Fundación Amor y Esperanza califican a esta entidad como una fundación de Dios, por lo que se sienten completamente agradecidos de ser instrumentos de Él para realizar esta bonita labor, de brindarles vida, amor y esperanza a estos niños enfermos de cáncer.
María Teresa Cortes, Ángela Poveda, Andrea Vega Pacheco, Constanza Dukan López, Mildred Córdoba, Isabel Mantilla, Ximena Herrera, Jaime Gil, Carmenza Luna, Rafael Urrea, Jaime Almeyda, Jaime Andrés, el Doctor Ernesto Rueda y la Doctora Susanita de Rueda hacen parte del equipo de voluntarios y especialistas que tratan y lidian a estos niños.
La Fundación Amor y Esperanza seguirá trabajando en pro del bienestar de estos niños con cáncer, con el firme propósito de darles una luz de esperanza y apoyarlos en su amor por la vida.

Por Lala Esmeral Muñoz
Periodista EL INFORMADOR