En aquel tiempo, Jesús regresó a la casa, y de nuevo se juntó tanta gente que ni siquiera podían comer. Cuando sus parientes se enteraron, salieron para llevárselo, porque decían: "Es un exaltado".
Reflexión: Históricamente muchos de los que han pretendido vivir el Evangelio en su pureza y autenticidad los han tenido en algún momento de sus vidas por locos. San Francisco de Asís, Ignacio de Loyola, Carlos de Foucault, Teresa de Calcuta, Damián de Molokai, Juan Pablo II. ¡No asustarse! Nos enseña el Evangelio, es necesario que haya en el mundo este tipo de locos.
Contemplemos el ejemplo de Cristo e imitémoslo en esa locura por hacer el bien a los que nos rodean, por amor a Cristo y su Reino.