Evangelio según San Lucas 1, 39-48

Evangelio
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En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. 

Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno.
Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor".
María dijo entonces: "Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz".
Reflexión: La conmemoración de nuestra señora de Guadalupe nos hace recordar que Dios es el Señor de la historia. La aparición de la Virgen María en la localidad Mexicana de Tepeyac sirvió para remontar a la Iglesia por encima de un obstáculo aparentemente insalvable y cambió radicalmente el curso de la historia en el continente americano. En el siglo XV, Dios permitió que la Europa cristiana avanzara en ciencia y tecnología al punto de que los europeos fueron los primeros en viajar alrededor del mundo. Sin duda, lo que mas le interesaba a Dios era que estos exploradores abrieran las puertas para que los misioneros fueran a propagar el Evangelio, y así sucedió en numerosos casos.