EL EVANGELIO DE HOY 4 DE OCTUBRE DE 2014

Evangelio
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Evangelio según San Lucas 14,15-24.

En aquel tiempo, uno de los invitados le dijo a Jesús: "¡Feliz el que se siente a la mesa en el Reino de Dios!".
Jesús le respondió: "Un hombre preparó un gran banquete y convidó a mucha gente. A la hora de cenar, mandó a su sirviente que dijera a los invitados: 'Vengan, todo está preparado'.
Pero todos, sin excepción, empezaron a excusarse. El primero le dijo: 'Acabo de comprar un campo y tengo que ir a verlo. Te ruego me disculpes'. El segundo dijo: 'He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlos. Te ruego me disculpes'.
Y un tercero respondió: 'Acabo de casarme y por esa razón no puedo ir'. A su regreso, el sirviente contó todo esto al dueño de casa, y este, irritado, le dijo: 'Recorre en seguida las plazas y las calles de la ciudad, y trae aquí a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los paralíticos'.
Volvió el sirviente y dijo: 'Señor, tus órdenes se han cumplido y aún sobra lugar'. El señor le respondió: 'Ve a los caminos y a lo largo de los cercos, e insiste a la gente para que entre, de manera que se llene mi casa. Porque les aseguro que ninguno de los que antes fueron invitados ha de probar mi cena'".
Reflexión: Que maravillosa es la invitación que Jesus nos hace al banquete de su Padre: sin embargo, qué pena tan grande que muchísimos hombres y mujeres no reconozcan el increíble privilegio que significa recibir esta invitación. La llamada a vivir junto a Dios es sin duda un honor enorme. Pero la decisión es nuestra: ¿aceptamos la invitación o la rechazamos? ¿Quiénes reconocerán la llamada de Cristo? Los que estén conscientes de su absoluta necesidad de Dios; los que se den cuenta de que el pecado los ha separado del Padre y deseen reconciliarse con él, ¡estos son los que aceptarán la invitación! El Señor jamás abandona al cristiano que reconoce su propia necesidad y que desea llenarse de la vida de Dios.