Cuando se deja el país de origen, la añoranza de lo vivido se acrecienta y se magnifica de una manera maravillosa.
Con un bello mensaje la madre de Taliana y Ana Lura Vargas, dio a conocer sus sentimientos y por menores del matrimonio de su hija celebrado hace días en la esta ciudad; Santa Marta.
“Los novios casados en 5 minutos hace casi 5 años por lo civil en Nueva York donde siguen viviendo actualmente ahora querían proclamar su amor y hacer dos ceremonias diferentes y dos días de fiestas en la samaria. La primera donde nace la Sierra Nevada de Santa Marta, en el Rio Don Diego; para dicha ceremonia llegamos en buses desde el centro de la ciudad, todos los invitados (el 90 % eran entre extranjeros y cachacos) preparadísimos full de repelente, bloqueador y sombreros.
Llegamos y encontramos a unos lancheros, 17 para ser exactos dirigidos por un Jonathan (hombre fabuloso de la región con cuatro hijos pequeños y muy empoderado de su servicio en el rio) vestidos con camisetas verde viche al igual que las cachuchas diseñadas por el padre de la novia Juan Sebastián Vargas. Se veían de película, es la verdad, estaban dichosos de transportar a 130 personas hacia Taironaca donde nos esperaba el Mamo Agustín para la ceremonia bajo el ritual Kogui”.
La novia
Lucía un kimono Japonés blanco comprado en una feria de antigüedades de Asia en Nueva York. Descalza y dichosa su hermana Taliana le puso en la cabeza unas flores silvestres de nuestra sierra. El novio de lino blanco. El aroma era de frutas frescas aferradas a sus ramas, era a flores perfumadas que nos perfumaban, era el aroma a rio de aguas frías, era el aroma de la naturaleza a flor de piel.
“Terminada la ceremonia la cual fue muy emotiva nos coqueteó por muy poco tiempo un sancocho costeño. Las mesas engalladas con manteles que eran las hojas más grandes que cada árbol había querido regalar a esos novios enamorados. Después de comernos muchas cocadas endulzadas con panela que fue el postre, la novia se quita su kimono con su desparpajo natural y queda en un bikini de Johana Ortiz con bolero en un hombro que parece que dijera soy una novia feliz, nos invita a ir hacia al rio donde 130 boyas infladas de aire puro, amor y sonrisas llevarían a estos invitados rio abajo hacia el mar, protegidos ahora por aquellos 17 lancheros que se convirtieron en diestros salvavidas, el recorrido es terapia para el alma y el cuerpo, viendo cientos de aves, bosques y hasta familias enteras de micos cotudos que nos saludaban al vernos pasar. Llegamos a una playa donde nos esperaba música y carcajadas de muchos colores con el fondo de un atardecer de mi tierra. Un primer sueno de los novios cumplido” dijo María Paulina Carillo Abella, mamá de Ana Laura y Taliana.
La segunda ceremonia
Fue celebrada en la Parroquia San Francisco de Asís en Taganga. A las 5:00 de la tarde llegó la novia montada en un burro de nombre Sayayin decorado con primor y mimos. Ana Laura resplandecía en felicidad con su vestido elaborado por nuestra gran amiga Beatriz Camacho que se dedicó a coser y bordar cada deseo y sueno de la novia. Sus tres hermanos Sebastián, Julián y Teodoro custodiaban una entrada inesperada y muy macondiana del burro con la novia de Taganga.
“El novio esperaba en el altar impecablemente vestido en lino lila (suit diseñado por el mismo) con zapatos tenis blancos que muy sonreídos se leía Taganga a los lados. El Párroco de la iglesia, el Padre Luis fue dulce y sabio. Fluía amor para todos los presentes. Al salir los novios exploto en el aire los tambores de los hermanos Anaya que para ellos es la mejor tambora del Magdalena. Cantaban con emoción y alegría “Ana que linda eres”. Así que se prendió la fiesta al salir de la iglesia. Entre un baile y otro nos montaron en varios buses para seguir con la aventura y llegamos en 5 minutos a una playa llamada Playaca. Entre fuegos artificiales, unas luces muy modernas y un montaje con una sensación de embrujo hecho por los hermanos caleños Juan Manuel y Mauricio Ramírez de SmartLiving nos recibieron con ceviches de pescado fresco y cocteles de camarón con jugos de nuestra tierra, como el corozo por ejemplo” ” dijo María Paulina Carillo Abella.
“Los novios abrieron el baile pero nunca dejaron la pista, ahí bailaron con todos los invitados toda la noche. Fueron DJ Mateo, DJ Pony y DJ Fest quienes no nos dejaron sentar, en la madrugada recuerdo unas paletas pequeñitas regalo de Natalia Macia de Crepes and Waffles que se derretían en la boca de sabrosura. Eran de nuestras frutas Colombianas; había níspero, guayaba, mango y etc. A las 7:00 am llegaron las arepas de huevo y en la playa mirando mi mar llore de emoción sabiendo que los novios de Taganga con su gran amor entre ellos habían logrado su segundo y gran sueño. Dos ceremonias y dos días de fiesta” anexó muy feliz y emocionada la madre de la novia de Taganga.
