Hoy la Iglesia Católica celebra la Ascensión del Señor, una fiesta que se realiza un domingo antes de la llegada de Pentecostés y que en el Evangelio de San Lucas 24, 50-53 se narra cómo, después de dar las últimas instrucciones a los Apóstoles, los llevó cerca de Betania y mientras los bendecía, alzando las manos, subió al Cielo.
El próximo domingo 31 de mayo, la Iglesia celebrará al Espíritu Santo y por eso durante nueve días los fieles se preparan para Pentecostés, la gran Solemnidad en honor a la Tercera Persona de la Santísima Trinidad.
Esta fecha se celebra justo cuarenta días después del domingo de resurrección, durante el “Tiempo Pascual”. En esta fecha se conmemora la Ascensión del Señor al cielo, en presencia de sus discípulos tras anunciarles que les enviaría el Espíritu Santo y con su Ascensión al Cielo, Jesús nos abre las puertas para que podamos seguirle.
La solemnidad llamada Ascensión del Señor es una festividad muy antigua. Aunque no existe evidencia documental de su existencia previa al siglo V, san Agustín de Hipona señaló su origen apostólico, y se refirió a ella como una celebración de carácter universal en la
Iglesia desde antes de su tiempo.
La Ascensión es para todos los cristianos un símbolo de esperanza, pues sabemos que Cristo está sentado a la derecha del Padre, intercediendo por nosotros y que un día podremos llegar con Él a gozar de la felicidad eterna. Por esto, se celebra con una Misa solemne desde los hogares de los feligreses en Santa Marta.
Desde el domingo las iglesias católicas de la ciudad se han encargado de celebrar la Eucaristía en conmemoración al Día de la Ascensión del Señor. En años anteriores se celebra con una procesión solemne con incienso y el crucifijo se adorna de blanco, se llevan luces y flores.
