Llegó el día de celebración para los jefes del hogar

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En conmemoración al Día del Padre las familias celebran en casa, salen adisfrutar de un día especial para homenajear a los hombres.

Por: Sandra granados Ramos
Redacción: EL INFORMADOR

Padres cariñosos, flexibles, exigentes, alcahuetas, tomadores de pelo, consejeros y confidentes entre otras cualidades que los hacen únicos en su rol de crianza.

Usualmente los papas son los que menos pasan tiempo en familia, porque sus trabajos de oficina  no les permiten compartir momentos como un simple almuerzo o un desayuno con sus hijos.

Los niños deben tener esa figura masculina que también influencia positivamente su vida.

Historia

La celebración del Día del Padre nació en Estados Unidos de la gratitud de una hija, Sonora Smart Dodd, hacia su padre, que era un veterano de la guerra civil llamado Henry Jackson Smart. La esposa de Henry falleció al dar a luz a su sexto hijo y él cuidó y educó a sus hijos sin ayuda y con todo el cariño del mundo en una granja del estado de Washington.

A Sonora se le ocurrió la idea de celebrar el Día del Padre mientras escuchaba un sermón del Día de la Madre en 1909. Al principio propuso el 5 de junio, fecha del cumpleaños del señor Smart, pero la elección de la fecha no prosperó.

La idea de instituir un 'Día del Padre', fue ganando aceptación poco a poco, así que finalmente en 1924 el presidente Calvin Coolidge apoyó la idea de establecer un día nacional del padre, y en 1966 el presidente Lyndon Johnson firmó una proclamación que declaraba el tercer domingo de junio como el Día del Padre en Estados Unidos.

La celebración se extendió rápidamente a Europa, América Latina, Asia y África como una manera de homenajear a los padres y reconocer su papel en la crianza y la educación de sus hijos.

A continuación se presenta la historia de tres padres que tiene historias de vida diferentes, pero que prevalece el sacrificio del trabajo por el amor a sus familias.


Leocadio se levanta a las cinco de la mañana para llegar a su esquina de trabajo diariamente.

“Quiero que mis hijos tenga un mejor futuro que el mío”

Leocadio Bonadiez Varela es un hombre y padre de 76 años que ha mantenido a su familia trabajando en Fundación, Barranquilla y por último en Santa Marta.

Tiene siete hijos y cuenta que, como papá siempre ha tenido su tiempo limitado porque trabaja desde los 16 años para traer el sustento a su familia.

La venta de tinto, agua, gaseosa y mekatos en las afueras del antiguo Hospital San Juan de Dios le deja un saldo diario de alrededor de 40 mil pesos y en días malos poco menos de 20 mil pesos.

Cuando cae la noche y siente la soledad de su lugar de trabajo Leocadio se dirige a estar con su familia y sus hijos.

“La enseñanza más grande que tengo para dejarle a mis hijos es que estudien, porque yo no lo hice y quiero que ellos puedan tener un mejor futuro del que yo les puedo brindar”, enunció Leocadio.


José Macías Bocanegra aunque no pueda ver, el mira la vida con esperanza para brindar un futuro a sus pequeños.

“Soy ciego pero sigo siendo papá”

La historia de José Macías Bocanegra es una prueba que aunque le falte la vista, eso no es impedimento para forjar su rol como padre y hasta ayudar en las tareas del hogar a su esposa.

Este acordeonero empírico de 43 años, nacido en Fundación se gana la vida tocando su instrumento en diferentes partes de la ciudad.

Con cinco hijos, dos mayores y que no viven con y tres que tiene con su actual esposa, recuerda que desde pequeño la ha faltado la vista, pero no el talento y la astucia para los instrumentos musicales.

“Mis hijos son mi vida, pero lastimosamente los hombres tenemos que trabajar y sacrificar un poco el tiempo en familia para poder sacar a nuestros hijos adelante”, contó José.

Hace 13 años se radica en Santa Marta y manifiesta que comenzó tocando la armónica en donde obtuvo el primer puesto en un festival de violines en el Difícil.

Posteriormente llegó el acordeón a su vida y ha aprendido a tocarlo sin tomar clases, que con sus notas vallenatas le robó el corazón a su esposa Iveth, quien lo acompaña con la guacharaca cuando se pasea por las calles del Centro Histórico de la ciudad y en supermercados de la ciudad.


Su esposa a largo del tiempo aprendió a tocar la guacharaca para acompañarlo a trabajar y velar por sus hijos.

Su hija está aprendiendo a tocar la guacharaca y se siente orgullo el poder compartir con sus hijos la magia de la música.

Yo me movilizo solo, me dicen la dirección y yo voy.

“Dios me ha dado inteligencia y talento para afrontar la vida sin el sentido de la vista, soy ciego, pero sigo siendo papa”.

Pide ayuda a las personas que tenga buen corazón que puedan colaborar con alguna donación para la construcción de su casa en el barrio San Jorge contactándolo al 3017066593.


Entro a bomberos siendo practicante del área de mantenimiento y luego se profesionalizo obteniendo resultados impecables en sus pruebas.

“Soy el héroe de mi hija”

La labor del bombero es de 24 horas, siempre al servicio de la comunidad en el horario que sea.

Javier Portilla Sánchez hace cinco años se desempeña como bombero de profesión y a la vez padre de dos niñas de 12 y 3 años.

“Creo que para todos los bomberos el tiempo en familia es reducido, muchas veces descuidamos a nuestras esposas e hijos puesto que las 305 horas que nos exigen anualmente nos ayudaran al crecimiento profesional”, contó Javier Portilla.

Este padre ejemplar manifiesta con el brillo en sus ojos del amor de padre que “Yo soy el héroe de mi hija mayor, como papá y como bombero siempre estoy dispuesto a entregar lo mejor de mí para el bienestar de mi dos pequeñas”

“Lo que más me duele es ver que mi hija cuando estaba más pequeña lloraba porque tenía miedo que a su papa le pasara algo y por eso es tan importante las medidas de seguridad, acá en Bomberos Santa Marta no hacemos nada improvisado”, puntualizo este héroe de la ciudad.