Gabo, el portero fugaz que atajó bolas de trapo

Gabriel García Márquez, ha sido el único ganador del Premio Nobel de Literatura colombiano.

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Este 17 de abril se cumplieron cinco años de su merte, pero como mariposas que van y vuelven, es difícil ocultar las pruebas de su relación con el deporte .

Cuentan los familiares del novelista fallecido hace cinco años, que su relación con el deporte surgió en su infancia en las calles de su natal Aracataca.
Quizá debido a que no tenía mucha intimidad con el balón, sus amigos le permitían jugar entre los tres palos y desde ahí él volaba como lo hacen los guardametas, para detener pelotas de trapo.

Si en algún momento de esa infancia pensó en ser futbolista, todo acabó una tarde en que jugaban con un pesado balón reglamentario. Un brutal impacto lo dejó sin aire al castigarle con violencia en el estómago.

El impacto psicológico debió ser tan fuerte como el dolor del balonazo, pues en los años siguientes sus amigos lo apodaron 'el Viejo' por su seriedad y aversión a practicar deportes, aunque todo cambió al arribar a los 23 años y convertirse en seguidor furibundo del Atlético Júnior de la caribeña ciudad de Barranquilla.
Bajo el título 'El Juramento', el Premio Nobel describió en el diario El Heraldo el partido de fútbol en el que reconoció haber perdido el "sentido del ridículo" para hacerse hincha.

"Y entonces resolví asistir al estadio. Como era un encuentro más sonado que todos los anteriores, tuve que irme temprano. Confieso que nunca en mi vida he llegado tan temprano a ninguna parte y que de ninguna tampoco he salido tan agotado".

Así comenzó su relato del partido entre su Atlético Junior y el Millonarios de Alfredo Di Stéfano, cuya exquisita técnica Gabo comparó con la retórica.
En ese propósito de humanizar la anécdota volviéndola cotidiana que abanderó a lo largo de sus 87 años, el hijo de Luisa Santiaga y el telegrafista de Aracataca comparó las vidas de futbolistas de la época como los brasileños Heleno de Freitas, Ary Noriega y Haroldo Carijó con las de escritores o personajes de novela.

El boxeo

Pero antes, en 1948, el boxeo, otro deporte con profundo arraigo en ese Caribe colombiano, ocupó al hombre que ya comenzaba a caminar por el periodismo desde el diario El Universal, de Cartagena.

Y no era para menos. Para él, "el periodismo es la profesión que más se parece al boxeo, con la ventaja de que siempre gana la máquina y la desventaja de que no se permite tirar la toalla".

En junio de ese año Gabito plasmó su desaliento con el esperado desenlace de la pelea entre Joe Louis y 'Jersey' Joe Walcott."... los que simpatizábamos con Walcott más que por el deseo de su triunfo por un incontenible afán de renovación, sentimos que con el cuerpo vencido se derrumbaba también el más pugilístico de nuestros deseos", escribió.

Sesenta y cuatro años y doce días antes de su fallecimiento en México, García Márquez dejó una muestra clara de su olfato para tocar a la gente a través de la palabra.

El 29 de abril de 1950, la llegada al Atlético Junior del delantero brasileño Heleno de Freitas fue motivo suficiente para que Gabo convenciera a sus compañeros de aventura en la creación de la revista 'Crónica' para ponerlo como figura de esa primera edición.

Esta vez no sufrió como con aquel balonazo en el estómago de su infancia y la jugada le salió redonda pues el exjugador del Botafogo, Vasco da Gama y el Boca Juniors, que salía a la cancha con un peine, debutó con un gol a los seis minutos y fue la figura del partido pese que el Sporting derrotó por 3-2 al Atlético Junior.

Amante del béisbol

Para los amantes de la llamada 'pelota caliente' García Márquez dejó la mejor oda a ese deporte en todo el Caribe al afirmar que "lo único mejor que el béisbol, es hablar de béisbol".

Por contra, en claro fuera de lugar quedó Gabo a mediados de 1994 cuando, convencido de que su país iba a ganar el Mundial de Estados Unidos, apostó un automóvil Mercedes Benz con Danilo Bartulin, quien fuera médico del expresidente chileno Salvador Allende, según reveló por entonces la revista colombiana Semana. EFE

García Márquez llegó a afirmar que "lo único mejor que el béisbol, es hablar de béisbol".




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