Martes Santo, negación y traición al amor de Jesús

Estar en la noche, rechazar el amor de Dios lleva a traicionarlo y lleva a hacer un pacto con los ídolos buscando la felicidad engañados, por un camino de muerte. Es el final que le sucede a Judas.

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“Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar”

El Martes Santo continúan las celebraciones de la Semana Santa cristiana, que conforme va acercándose los días de los principales cultos siguen su reflexión acerca de diversos pasajes de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret.

Para el padre Augusto Bayer, párroco de la iglesia Virgen de Guadalupe, El Martes Santo, es un día de preparación, por lo que las parroquias organizan actividades para cuando lleguen los días Santos, los feligreses vivan de la mejor manera, es decir, vivan la obra en vivo, por lo tanto, estos tres días (lunes, martes y miércoles), son de preparación).

Dentro de las anotaciones de la historia, se encuentran hechos importantes, sucedidos en este día, como la traición por parte de Judas. El relato se presenta en el ambiente de una comida, pues se hace mención del bocado que Jesús moja y se lo da a Judas. El texto comienza con la turbación de Jesús, que anuncia la traición de uno de los discípulos.

Estos preguntan quién es el culpable. Luego Jesús con un gesto se manifiesta cercano a Judas. El texto explicita que con el “bocado” entra Satanás en él y Jesús le solicita que apresure lo que tiene previsto hacer. Aclara que los discípulos no entienden lo que ocurre, incluso se da en el relato como una sugerencia de interpretación, pero indica un ambiente en el cual se dan los hechos con la frase, “Judas … salió. Era de noche”. Cuando sale Judas, Jesús hace una afirmación muy profunda “Ahora ha sido Glorificado el Hijo del Hombre y Dios ha sido Glorificado en Él.

En la misma mesa y cuando salió Judas, Jesús añade: “Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Me buscaréis, pero lo que dije a los judíos os lo digo ahora a vosotros: Donde yo voy, vosotros no podéis ir”.

Simón Pedro le preguntó:

Señor, ¿a dónde vas?

Jesús le respondió: “Adonde yo voy no me puedes acompañar ahora, me acompañarás más tarde”.

Pedro replicó:

“Señor, ¿por qué no puedo acompañarte ahora? Daré mi vida por ti”.

Jesús le contestó:

“¿Con qué darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces”.

El evangelio según San Mateo 26:69-75, explica la manera en que Pedro negó durante tres veces a Jesús.

Pedro estaba sentado fuera en el patio; y se le acercó una criada, diciendo: Tú también estabas con Jesús el galileo.

Mas él negó delante de todos, diciendo: No sé lo que dices.

Saliendo él a la puerta, le vio otra, y dijo a los que estaban allí: También éste estaba con Jesús el nazareno.

Pero él negó otra vez con juramento: No conozco al hombre.

Un poco después, acercándose los que por allí estaban, dijeron a Pedro: Verdaderamente también tú eres de ellos, porque aun tu manera de hablar te descubre.

Entonces él comenzó a maldecir, y a jurar: No conozco al hombre. Y en seguida cantó el gallo.

Entonces Pedro se acordó de las palabras de Jesús, que le había dicho: Antes que cante el gallo, me negarás tres veces. Y saliendo fuera, lloró amargamente.




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