“Si hubiera sido militar no estaría viviendo aquí”

Víctor Quintero tiene 87 años y desde los 69 vive en el Asilo Sagrado Corazón de Jesús de Santa Marta.

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Víctor Quintero tiene 87 años y desde hace 18 habita en el Asilo Sagrado Corazón de Jesús. Tras la muerte de su esposa, con la que no tuvo hijos, se quedó sin familiares. Hoy todo el apoyo lo recibe en el único centro de atención geriátrica de Santa Marta.

Por: Daniela A. García G.
Redacción EL INFORMADOR
Fotos: Orlando Marchena

A juzgar por su fisionomía, en su juventud Víctor Quintero debió ser un hombre alto y delgado, con unos ojos marrones grandes y expresivos, y, quizás, con mucho carisma y una gran personalidad.

Hoy tiene 87 años y aún es delgado. Su columna ya no le permite enderezarse, por lo que luce más bajo de lo que en realidad es. Pero su mirada sigue siendo expresiva y conserva su carisma.

Quintero es uno de los 62 ‘viejitos’ que viven en el Asilo Sagrado Corazón de Jesús, el único centro de atención geriátrica de Santa Marta, ubicado en la calle 18 con carrera 14.

La institución; inaugurada en 1941 gracias a la gestión de María Cristina Gnneco y la inversión del entonces gobernador del Magdalena José Benito Vives de Andréis; es el hogar de Víctor desde hace 18 años, prácticamente un cuarto de su vida.

De hecho, aunque tenía solo unos 10 años cuando se construyó el asilo, que inicialmente era para mendigos, el ‘viejito’ dice recordar el acontecimiento, en momentos cuando el departamento apenas se acostumbraba a vivir sin la bonanza bananera.

-       Yo tengo 18 años aquí, dice.

-       Sí, él va a terminar quedándose con esto, responde en son de broma Carlos Contreras, un habitante mucho más reciente del asilo.

-       A mí me van a jubilar de aquí, contraataca Víctor, quien como todas las mañanas se encuentra sentado en una silla de plástico en el frente de la antigua casona, en compañía de otros abuelos, unos más jóvenes y otros más viejos.

Así transcurren los días de este ahora llamado ‘adulto mayor’, el eufemismo de moda para referirse a los ancianos.

Todos los días se levanta a las 5:00 de la mañana, se da un baño, desayuna y sale al frente del asilo. Allí ve el ir y venir de los carros y conversa con uno que otro vendedor de tinto que se posa del otro lado del portón que separa al ancianato de la calle.

“Me gusta sentarme aquí porque hace más fresco”, confiesa, antes de contar aspectos de su vida, como si tuviera afán de hacerlo, como si le urgiera rememorar, sin necesidad de pregunta alguna.

“Yo me casé con una señora que se llamaba Aminta Pérez Cotes, de aquí de Santa Marta. Duré 40 años casado con ella, pero no tuvimos hijos. Aquí nos trajeron a los dos, nos metió un primo. Ella murió hace 17 años en una clínica, teníamos poco tiempo aquí. Me dolió mucho, porque era mi esposa”, recuerda el anciano.

El anciano pasa buena parte de sus días sentado en una silla en la entrada del asilo.


Su nieto, un posible futbolista

Víctor Quintero nació en Santa Marta el 6 de noviembre de 1931. Vivió su infancia en el barrio La Tenería, ese cuyo nombre se deriva del proceso con el que se convierten las pieles en cuero, debido a que en esa zona funcionaba el viejo matadero del departamento.

Durante su juventud fue a parar a Medellín, donde confiesa que tuvo una relación amorosa de la que nació un niño a quien bautizó como Rafael Fernando Quintero.

“Yo digo que el jugador de fútbol tiene que ser algo del hijo mío, tal vez nieto, o algo así”, dice.

El anciano se refiere a Juan Fernando Quintero, el volante antioqueño que marcó el gol de tiro libre en el partido de la Selección Colombia contra Japón en el pasado Mundial de Rusia.

“Yo perdí contacto con mi hijo cuando entré al cuartel, porque yo estuve en el Ejército, en Medellín. Salía en comisión, combatía a la guerrilla, en ese momento la llamábamos ‘La chusma’”, asegura.

El abuelo, que parece tener tantas anécdotas como arrugas en el rostro, afirma que la vida militar le permitió conocer diferentes regiones de Colombia.

“También viajé fuera, estuve en Sinaí, por allá por el canal de Suez, por eso conocí las pirámides de Egipto”, agrega.

El canal de Suez es una vía artificial de navegación situada en Egipto, que une al mar Mediterráneo con el Rojo, constituyendo la frontera entre Asia y África, y es el que permite acortar la ruta de comercio marítimo entre y Europa y el sur de Asia, pues evita tener que rodear el continente africano.

“Yo quería hacer el curso para cabo segundo, pero como yo era el único hijo de mi madre, entonces ella no me dejó”, cuenta Víctor con cierta tristeza.  “Si yo hubiese seguido la carrera, sería militar, estaría pensionado y no estaría viviendo aquí, hubiera llegado a sargento mayor”, puntualiza.

-       Sabe, yo siempre fui un hombre trabajador, suelta Víctor de repente.

-       Antes él era quien hacia todo aquí, pero ahora no ayuda en nada, interviene de nuevo Carlos en la conversación.

-       Es que ahora yo soy el consentido, alardea Víctor.

El octogenario es hincha del fútbol y le gusta cantar.


Sus gustos y aficiones

Se define a sí mismo como un hombre alegre, al que le gusta el fútbol y cantar.
https://www.youtube.com/watch?v=EffkB4GFLYo&feature
En principio era aficionado de Deportivo Samarios, el primer equipo que representó a Santa Marta en el futbol profesional, por allá en 1951; pero luego se hizo hincha del Unión Magdalena.

Tal vez por la debacle del también llamado ‘Ciclón bananero”, el ahora anciano decidió apoyar el Junior de Barranquilla. Y se excusa diciendo: “Soy samario, pero también soy costeño”.

En cuanto al canto, disfruta interpretar boleros y rancheras de su época, aunque confiesa que ya solo recuerda un par. “Compré un radio para aprenderme más canciones, pero me salió malo. Me quiero aprender unos temas para diciembre”.

Espera incluso poder aprenderse uno antes del 21 de octubre, cuando se realizará el Asilotón, una actividad preparada por la parroquia los Sagrados Corazones de Jesús y María para recolectar fondos para el mantenimiento del asilo y los viejitos que, como Víctor, conviven en el lugar.

Para ello, dice que ensayará durante los próximos días.


Con un ‘Asilotón’ se buscan recursos para los ancianos

La comunidad parroquial de Los Sagrados Corazones de Jesús y María organiza para este 21 de octubre un ‘Asilotón’, para recaudar recursos para el sostenimiento del Asilo Sagrado Corazón de Jesús. La meta es conseguir 80 millones de pesos por la caridad de las personas y empresas de Santa Marta.

Quienes deseen colaborar podrán hacer llegar sus donativos a la cuenta de ahorros BBVA número  517 175 352 a nombre de Parroquia Sagrados Corazones de Jesús y María o entregar un sobre con su contribución.

Ese día también habrá un bazar gastronómico, cuyos fondos igualmente serán utilizados para el sostenimiento del centro geriátrico.

“Yo quería hacer el curso para cabo segundo, pero como yo era el único hijo de mi madre, entonces ella no me dejó”, Víctor Quintero.




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