Hace 189 años partió El Libertador, la leyenda de un hombre insuperable

Cultural
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En la Quinta de San Pedro Alejandrino murió uno de los hombres más influyentes en la historia de la humanidad.

Santa Marta es una ciudad que cuenta con muchas características que la hacen resaltar. Tanto por su bellezas, como por su historia. Es nada más y nada menos que la ciudad más antigua de Colombia.

Sin embargo también guarda un ‘tesoro’ histórico: la última ciudad en la que vivió Simón Bolívar.

Bolívar a pesar de ser venezolano, fue un colombiano más. No hay líneas del Libertador que no estén escritas. Es muy conocido de su valía como estratega militar, como amante y como político.

A pesar de todas sus proezas (libertar cinco naciones), fue un hombre que en sus últimos días no estaba rodeado como merecía. Murió solo, pobre y enfermo. La tuberculosis lo dejó sin vida en una situación prácticamente de pobreza y con la prohibición de entrar a su país natal.

Odiados por muchos e idolatrados por otros, Simón Bolívar fue un personaje que marcó época, es y será estudiado, y recordado por todas las generaciones por venir. Y no tanto en Latinoamérica, si no en el mundo entero.

7 días antes de su muerte, ya sabiendo el destino que le aguardaba, el Libertador escribió un texto, que si bien tiene demasiados años, perfectamente se podría emplear en la actualidad.

“¡Colombianos!

Habéis presenciado mis esfuerzos para plantear la libertad donde reinaba antes la tiranía. He trabajado con desinterés abandonando mi fortuna y aun mi tranquilidad. Me separé del mando cuando me persuadí que desconfiabais de mi desprendimiento.

Mis enemigos abusaron de vuestra credulidad y hollaron lo que me es más sagrado: mi reputación y mi amor á la libertad. He sido víctima de mis perseguidores, que me han conducido á las puertas del sepulcro. Yo los perdono.

Al desaparecer de en medio de vosotros, mi cariño me dice que debo hacer la manifestación de mis últimos deseos. No aspiro á otra gloria que á la consolidación de Colombia; todos deben trabajar por el bien inestimable de la unión: los pueblos, obedeciendo al actual Gobierno para libertarse de la anarquía; los ministros del santuario dirigiendo sus oraciones al cielo; y los militares empleando sus espadas en defensa de las garantías sociales.

¡Colombianos!

Mis últimos votos son por la felicidad de la Patria. ¡Si mi muerte contribuye á que cesen los partidos y se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro!

Hacienda de San Pedro, en Santa Marta, á 10 de Diciembre de 1830—20”





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