Reunidos por vez primera, los cuatro niños que padecen Microcefalia en Santa Marta

Las madres estuvieron felices en este encuentro. Foto Cruz Roja.

Cultural
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Dana, Mateo, Ana y Jesús son los protagonistas de este emotivo encuentro.

El proyecto ZIKA-CAZ, atiende  a cuatro infantes afectados por esta condición de salud, generada entre otros factores; por la picadura de un mosquito Aedes aegypti que infectó con Zika a sus mamás durante el embarazo y que la Cruz Roja reunió para brindarles apoyo.

Ellos colmados del amor de sus madres y de esa sublime inocencia que los convierte en seres especiales; facilitaron un encuentro que entre otros aspectos  fortaleció la red de apoyo  psicosocial.

Estos pequeños infantes con diferentes niveles de afectaciones neurológicas, deben enfrentar día a día limitaciones en la calidad de servicios médicos y de recursos materiales indispensables para su calidad de vida.

Para la Cruz Roja Colombiana Seccional Magdalena el apoyo a las comunidades y personas en estado de vulnerabilidad recibe prioridad obligatoria  por convicción y principio.

En este sentido las niñas y los niños con microcefalia, se convierten en digno exponente de sensibilidad humana.


Las personas pueden ayudar a estos cuatro niños acercándose a la Cruz Roja Seccional Magdalena. Foto Cruz Roja.

El pequeño Jesús, el que a sus tres años de edad padece la inestabilidad de una EPS que no garantiza sus sesiones de terapias, situación que agrava y acentúa su condición de salud y por consiguiente su movilidad.

En los casos de Dana y Ana, la principal preocupación en su calidad de vida está centrada en los pañales desechables y los artículos de aseo de forma general, recursos que no garantizan sus EPS, y dada sus condiciones económicas se convierten en un reto para sus familias, las que se esfuerzan al máximo para garantizar estos recursos que inciden de forma directa en la calidad de vida de estos niños con condiciones especiales de salud.

Apoyo Psicosocial

El apoyo Psicosocial que ofrece la Cruz Roja Colombiana Seccional Magdalena, si bien no soluciona en nada los problemas o limitaciones materiales de estos cuatro niños y sus madres; al menos constituye una luz  al final del túnel que les permite a sus progenitoras recibir herramientas y alternativas psicológicas que le permiten aligerar la tensión que genera el cuidado de estos infantes y las limitaciones económicas que les imposibilitan acceder a servicios de salud y recursos que mejoran su calidad de vida.

Caso de Mateo

De todos, el caso más preocupante podría ser Mateo, un niño migrante venezolano de dos años de edad y al que le ha sido imposible en Santa Marta, encontrar un corazón sensible que le colabore con una consulta de neurología. Mateo está sufriendo de seguidas convulsiones, dada la falta de medicación y servicios especializados de neurología y medicina general.