Riosucio da inicio a su tradicional Carnaval de Diablo

No es un Diablo religioso, ni tampoco es una fiesta anticristiana. El Carnaval no toca la religiosidad de los hombres.

Cultural
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La festividad recuerda la reconciliación entre dos comunidades de Riosucio en el departamento de Caldas,  que tenían grandes rivalidades.

Se le conoce como el Carnaval del Diablo, ya que dos sacerdotes, quienes advirtieron a las comunidades que eran rivales, que si no se reconciliaban, serían castigados por satanás, lo que llevó a que los rivales hicieran la paz y vivieran en armonía.

El Carnaval de Riosucio es la demostración de la cultura de un pueblo, que se formó con la integración indígena, la negra africana y la blanca europea, cultura muy especial que ha tenido representantes en todos los géneros de la creación artística

No es un Diablo religioso, ni tampoco es una fiesta anticristiana. El Carnaval no toca la religiosidad de los hombres. Es un estado anímico heredado de la tradición cultural aborigen y de la mezcla de culturas y razas que vivió la parte occidental de lo que hoy se llama Caldas.

El Diablo es un espíritu inspirador de muchas cosas como: la preparación de los oídos para la música y el cuerpo para la danza. Es quién inspira a los escritores y poetas para fabricar los versos y canciones. Es un espíritu bueno de la tradición, custodio simbólico de la fiesta.

Cuenta la historia que el seis de enero de 1.847 los indígenas de la Montaña intervinieron por primera vez con sus ritos del aborigen culto a la tierra en la fiesta de los reyes magos venida de Quiebralomo; en esta se mezclaban desde antaño danzas y cantos de origen africano con teatro sacro español y formas coreográficas de ancestro europeo y surgieron entonces las “Diversiones Matachinescas” con leyes festivas que ordenaban la reconciliación de los antiguos rivales.

El Carnaval de Riosucio se realiza cada dos años durante los primeros días de enero y se halla estructurado como un extenso poema dramático escrito de manera colectiva por los “matachines” o carnavaleros de más honda mística y capacidad literaria.