En aquel tiempo, al salir de la sinagoga, los fariseos planearon el modo de acabar con Jesús. Pero Jesús se enteró, se marchó de allí y muchos lo siguieron.
No porfiara, no gritará, nadie escuchará su voz por las calles. La caña cascada no la quebrará, la mecha vacilante no la apagará, hasta llevar el derecho a la victoria; en su Nombre esperarán las naciones.
Reflexión: Vivamos con entusiasmo nuestra fe, para que con valentía defendamos aquellos que Dios ha sembrado en nuestros corazones.