En aquel tiempo, mientras Jesus hablaba a la gente, una mujer de entre el gentío levanto la voz, diciendo: Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron. Pero él repuso: Mejor, dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen.
Reflexión: Empuñemos con amor y profunda devoción el Santo Rosario, para que la contemplación de los misterios de nuestro Señor Jesucristo suscite en nosotros el deseo de vivir de manera coherente nuestra fe, y para que la Presencia del Resucitado nos lleve a la plenitud de la vida eterna.