En una ocasión dijo Jesús: Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen.
Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos.
Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre.
El Padre y yo somos una sola cosa".
Reflexión: Debemos preguntarnos ¿hemos sido ovejas dóciles a la voz de nuestro Pastor?, ¿hemos sabido orar por aquellos que fueron llamados a ser pastores del redil de Cristo en la Iglesia?