En aquel tiempo, los judíos discutían entre sí, diciendo: "¿Cómo este hombre puede darnos a comer su carne?". Jesús les respondió: "Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes.
El que coma de este pan vivirá eternamente". Jesús enseñaba todo esto en la sinagoga de Cafarnaún. Reflexión: Debemos estar siempre atentos a escuchar la voz de Dios que nos llama diariamente a la conversión, siguiendo sin demoras lo que ella nos indica; de lo contrario, nuestro entendimiento se verá enceguecido por las tinieblas del mundo y del pecado.