En la ciudad de Cafarnaun, el sábado entró Jesús a la sinagoga y comenzó a enseñar.
Todos estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.
Y había en la sinagoga un hombre poseído de un espíritu impuro, que comenzó a gritar:
"¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios".
Pero Jesús lo increpó, diciendo: "Cállate y sal de este hombre".
El espíritu impuro lo sacudió violentamente y, dando un gran alarido, salió de ese hombre.
Todos quedaron asombrados y se preguntaban unos a otros: "¿Qué es esto? ¡Enseña de una manera nueva, llena de autoridad; da órdenes a los espíritus impuros, y estos le obedecen!".
Y su fama se extendió rápidamente por todas partes, en toda la región de Galilea.
Reflexión: Como hablar de humildad y de servicio, cuando en nuestro corazón reposa la soberbia y el deseo de pasar por encima del otro? ¿Cómo predicar la verdad y la justicia si nos aprovechamos del débil y explotamos al pobre? La coherencia es la autoridad que avalaba el ministerio del Señor, ¿a nosotros qué nos avala?