En aquel tiempo, Jesús, instruyendo al gentío, les decía: Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas y aparentan hacer largas oraciones. Esos recibirán una condenación más rigurosa. Estando Jesus sentado enfrente del tesoro del templo, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban mucho; se acercó una viuda pobre y echó dos moneditas, es decir, unos centavos. Llamando a sus discípulos, les dijo: En verdad les digo que esta viuda pobre ha echado en el arca de la ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero esta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.
Reflexión: Celebrar el Inmaculado Corazón de María es reconocer, en primer lugar, que su Corazón no tiene mancha de pecado porque siempre cumplió la Voluntad de Dios, escuchó con atención su Palabra y la puso en práctica, fue obediente a pesar del sufrimiento y siempre quiso guardar todo aquello en su corazón para comprender mejor os designios que Dios tenia marcados para Ella, para su esposo y para su Hijo amado.