En aquel tiempo, Jesús se puso a enseñar en el Templo y preguntaba: “¿Cómo pueden decir los escribas que el Mesías es hijo de David? El mismo David ha dicho, movido por el Espíritu Santo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies.
debajo de tus pies. Si el mismo David lo llama ‘Señor’, ¿Cómo puede ser hijo suyo?”. La multitud escuchaba a Jesús con agrado. Reflxión: Este pasaje del Evangelio nos recuerda no solo los acontecimientos de Navidad, cuando se esperaba la llegada del descendiente de David, sino también de los eventos pascuales, cuando el Señor manifestó su gloria y honor a todos los hombres. Está en nuestras manos seguir su modelo de reinado, desde el amor y la humildad o someternos a los tiranos del mundo.