En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Dichosos sus ojos, porque ven, y sus oídos, porque oyen! Les aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que ven ustedes y no lo vieron, y oír lo que oyen y no lo oyeron.
Reflexión: Los cristianos de hoy tenemos también que decidir hasta donde queremos escuchar a Jesús y aceptar su revelación en el corazón.