Una constante y persistente llovizna al claudicar la tarde del miércoles contrastó con el cortejo fúnebre, desde el momento en que el clérigo de la iglesia San Agustín culminó la liturgia de despedida, por el descanso eterno del adolescente Fabián Santiago Rodríguez Torres de 17 años de edad.
Muy a pesar que se trató de darle el último adiós a una persona joven, con relación a otros entierros, en esta ocasión no sonó música de champeta ni cantos de algún artista del cual pudo haber sido aficionado el estudiante del programa de gestión empresarial en la sede Fonseca.
Solo lágrimas, lamentos y acontecimientos de penuria y dolor era el panorama que se visionaba, al no entender familiares y amigos de Fabián el porqué se le segó la vida a un muchacho con una perspectiva futurista, que solo anhelaba superarse para que su señora madre Gledyz Rodríguez, dejara de vender pescado y brindarle un mejor porvenir.
