Como todos los años, algunos riohacheros y en especial los que se embarran pasaron una madrugada fascinante. Llenos de barro, embrujados por el licor que le inmuta el olor del fango, el frío de la madrugada y gozan hasta el amanecer llegando a las aguas del mar Caribe.
La fiesta del embarrador comienza mucho antes, desde cuando se empieza a preparar el vestuario a utilizar en el esperado domingo de Carnaval. Regularmente tanto hombres como mujeres para la ocasión escogen vestido entero.
Para la preparación del barro se hace necesario: primero, la limpieza del sector donde se hace el fango. Se le echa abundante agua, los organizadores se encargan con los pies de irlo amasando y este debe quedar en su punto.
El jolgorio comienza la noche del sábado, cuando los participantes y amigos asisten a las casetas. Muchos van a la tradicional fiesta que hace 'Chancho' en la Calle Ancha entre las carreras 8 y 9 y a la que organiza la Fundación de los Embarradores en la Circunvalar.
La organización se encarga del festín en la Circunvalar, en donde asisten las reinas, las autoridades civiles, las comparsas y agrupaciones musicales, principalmente, la de música de viento.
A la media noche, la autoridad carnestoléndicas, autoriza entrar a embarrarse. Los embarradores aglutinados en la Fundación son los primeros en entrar seguidos de los simpatizantes. Seguidamente, comienza el pilón, que inició en la calle 10 hasta la carrera 11, pasó por el Monumento del Embarrador y terminó en la Avenida Primera frente al Hotel Arimaca. Ahí ingresaron a las aguas del Mar Caribe, bañándose para despojarse del barro.
En la tarde de ayer se realizó el desfile en el que los adultos y niños se embarran para que las nuevas generaciones conozcan de esta milenaria tradición y permanezca en el tiempo.