Santa Marta es una ciudad que carece de autoridad y civismo para defender los intereses de los samarios y de la protección de los usuarios de la vía pública.
Nos referimos a la instalación de paraderos de buses sin las debidas bahías de parqueo, que protegen la vida de los pasajeros y transeúntes, y a la vez permite que el flujo vehicular no se vea afectado. Inundaron a la ciudad de estos paraderos mal hechos y así nos tocó quedarnos.