¿Solamente poner plazos?

Editorial
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Vimos el viernes al presidente Santos molesto por el ataque de las Farc a los soldados de la patria en la madrugada del pasado miércoles en Cauca, donde los guerrilleros asesinaron a 11 militares que en ese momento estaban durmiendo.

Al conocerse la noticia, los colombianos de inmediato dieron a conocer su repudio y su inconformismo, a tal punto que ya se programa una marcha contra la Farc, para el próximo 5 de mayo, en donde exigirá la defensa de nuestras Fuerzas Armadas y cada uno de los hijos que entregan las madres colombianas, para la defensa de la democracia.

Ante la terrible abatida de las Farc el presidente Juan Manuel Santos exigió a las Farc poner plazos al proceso de paz que las partes adelantan en Cuba desde hace más de dos años, mientras que el delegado de Estados Unidos para la negociación advirtió que la muerte de 11 militares a manos de la guerrilla pone en riesgo los diálogos.

A los colombianos les quedó un sinsabor por el anuncio presidencial. ¿Cómo así que solamente exigir plazos para que finalice como sea el proceso de paz?

¿Cómo así que la orden de reanudar los bombardeos sea la única reacción del gobierno colombiano ante el asesinato de los héroes de la patria? ¿Con estas decisiones es que vamos a responderle a las madres, esposas e hijos de los militares asesinados? ¿No tenemos nada más?

Tras el asesinato de los soldados Santos reiteró que no dejará que la rabia le ciegue y expresó que fue elegido para hacer la paz y ese es su mandato.

En tono enérgico enfatizó que hay que ponerle plazos a este proceso y elevó la voz para decirles a los señores de las Farc que escuchen el clamor nacional que pide el fin de la guerra.

Vale la pena recordar que los señores de las Farc son ciegos, sordos y mudos y que los colombianos esperamos que las fuerzas legítimamente constituidas nos defiendan y no una súplica o alzada de voz del presidente, que de nada vale.

Sin embargo Santos siguió en su gritería a las Farc, diciendo que no se hagan los sordos ante los colombianos que les estamos gritando; que les llegó la hora de acabar la guerra y la paciencia se nos agota.

Hace rato la paciencia se agotó y los gritó porque no dan resultados; sino pregúntemeles a las Fuerzas Armadas que por más que le pida el gobierno nacional de no bajar la guardia, es imposible, porque han visto más solidaridad en los colombianos que en el mismo gobierno.

Bernard Aronson, delegado de Washington para los diálogos de paz, y una de las voces más autorizadas en el proceso también se pronunció expresando que el ataque a la unidad militar pone en riesgo el proceso de paz, y a nombre de su gobierno, el diplomático condenó el hecho violento y recordó que las Farc habían prometido un cese unilateral e indefinido del fuego.

La matanza, que ha conmocionado a Colombia y que ha hecho que se cuestione el diálogo de paz, ha provocado la reacción de los sectores contrarios al proceso, que exigen un alto al fuego indefinido de la guerrilla antes de volver a la mesa de negociación.

De otro lado, militares en retiro y algunos familiares de las víctimas increparon al mandatario y las protestas y abucheos se repitieron en algunas de las poblaciones donde fueron sepultados los soldados. Incluso el fiscal general, Eduardo Montealegre, anunció que investigará si intencionalmente no se prestó apoyo aéreo a la tropa acribillada. Una sospecha que el ministro Pinzón ha considerado como una canallada.

Canallada o no, no hubo quien socorriera a los militares, no hubo apoyo aéreo a pesar de haberlo solicitado y tampoco hubo una reacción enérgica de un gobierno, que pareciera que no sintiera el dolor de patria de todos los colombianos.