Un salto a la paz

Editorial
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger


El anuncio del sábado anterior hecho por el jefe del equipo negociador del Gobierno en La Habana sobre el acuerdo con las Farc para proceder al desminado del país, es exactamente eso: un salto a la paz.

El compromiso del trabajo conjunto entre el Gobierno y las Farc para iniciar la limpieza de este país de minas -que tanto daño le han hecho a nuestra población-, con la participación de miembros de este grupo, sin uniforme y sin armas, demuestra que nos estamos moviendo en la dirección correcta. Es un golpe muy duro a los incrédulos.

Ya lo habían dicho las encuestas recientes; 72% del país apoya el proceso de paz, pero este anuncio de un trabajo conjunto entre Gobierno y Farc en un tema crucial le dio más argumentos a una sociedad que está cansada con tanta violencia. Por lo menos uno de esos problemas, que se creían estructurales, empieza a mostrar una posible salida.

Tener el apoyo de Noruega a través de una de sus fundaciones dedicadas a esta tarea, con amplia experiencia en el mundo en proceso de desminado, es una garantía de que esta nueva tarea saldrá bien. Que costará US$200 millones de dólares y que puede durar 10 años, es nada comparado con los beneficios que le traerá al país, y especialmente a los sectores rurales.

Empiezan a salir datos conmovedores como el que solo hay en Colombia 4 municipios que pueden estar libres de tener en su territorio minas anti-personales.

Ojalá el Eln entienda que se le está agotando el tiempo, porque se identifica ya como escollo al desminado la existencia de territorios donde operan conjuntamente las Farc y este grupo guerrillero. Se presenta hoy la oportunidad de entrar al proceso de paz en un momento crucial que también les cambiará la vida a sus miembros, y sobre todo al país, que sigue siendo víctima de sus atentados.

El seguir avanzando en este proceso de paz -que ojalá cuente pronto con el ingreso de los que quedan-, es la mejor noticia en medio de tantas otras que desmoralizan a la ciudadanía.

Tal vez una de las consecuencias más positivas del fin de esta confrontación, es que se acaban las disculpas para que el país no aborde los otros gravísimos problemas por los que atraviesa la sociedad colombiana.

No se trata solo de recursos invertidos en el conflicto sino de la importancia que se le da a las otras tragedias de esta sociedad. No en vano se han vivido 60 años en el mismo, más no el único enfrentamiento, entre sectores que convergen en el país.


El anuncio del desminado como una tarea conjunta entre el gobierno y las Farc y las marchas por la vida, le dan a esta semana una perspectiva mucho más positiva que la que tenía la semana anterior.

La corrupción al más alto nivel ocupa ahora el primer plano. Solo para recordar y elaborar, es necesario plantear que sin justicia no hay paz sostenible.