¿Paz a medias o guerra infinita?

Editorial
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El secuestro del General Alzate, sirvió para medir la temperatura en los diálogos que se adelantan en La Habana. A pesar de los constantes ataques de las Farc al mismo proceso y a las equivocaciones del gobierno, estamos en un punto de no retorno; con más improvisaciones que planeación, con más voladuras que sensatez, con más protagonismo que resultados; un verdadero 'chapapote', y, ante eso, es muy difícil reorientar los diálogos.
Así las cosas, hay que procurar que la paz resulte de la mejor manera posible y, que entre todos, se logre la adopción de decisiones por consenso, para sentar bases y generar confianza en los colombianos, que una vez más demostraron que continúan concediéndole oportunidades a la paz y de paso a las Farc, por despreciables que les parezcan.
La gente ha aprendido a querer al largo e interminable proceso, no desean que se detenga, aún sin saber si conduce o no a la verdadera reconciliación, con justicia, verdad y reparación; pero bueno, esa es la paz que se avecina, no la que nos merecemos, pero mucho mejor que años de guerra inútiles; se percibe a un secretariado cansado de batallar, con más muertos que logros, buscando alternativas en un país que ya no es el mismo que cuando 'Tirofijo' se sublevó, pese a que en el fondo de sus corazones, alberguen la quimera de tomarse el poder y a un presidente Santos, con ganas de figurar internacionalmente con el tema, como es tan dado a los homenajes, premios y reconocimientos, seguirá, aunque asesinen a un líder "importante" como en alguna ocasión sugirió.
Falta un tramo espinoso, que es firmar los acuerdos definitivos, la refrendación y enfrentar la justicia transicional; sin embargo es indiscutible que se ha madurado y hasta la misma oposición sabe que debe empezar a construir puentes para incorporarse al mismo, para que ese otro medio país acepte tragarse varios sapos.
Las conclusiones positivas, incluso al partir de algo tan negativo como un secuestro: Las Farc reaccionaron rápido y anunciaron la liberación de los secuestrados, algo que antes era impensable.
No obstante hasta la fecha no se ha dado. También la declaración de 'Pablo Catatumbo', acerca de que la paz se firmaría en 2015, a pesar de que no hay que creerle mucho, es conveniente que adquieran compromisos públicos y que Uribe, de alguna forma, llegue al escenario de las propuestas. Y que Santos, comience a entender que el país cada día exige más resultados concretos y menos viajes.
La sociedad demostró mesura, en un país acostumbrado a matarse. En cuanto a lo negativo: Seguimos con un Fiscal empeñado en matizar todo lo malo que hace las Farc, como aporte a la paz; que los negociadores de La Habana no tengan control de frentes que actúan como rueda suelta en Colombia.
La paz del país requiere consenso, ojalá los sectores políticos pro Farc, acepten que es necesario desarmar el discurso, es difícil negociar en medio del conflicto; pero Santos no puede eludir su obligación constitucional, a las Farc hay que exigirles mínimos humanitarios para que estas circunstancias no se conviertan en pan de cada día y, por lo menos, se logre una paz a medias, que es mejor que una guerra infinita.