Una visión diferente

Editorial
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Es increíble la percepción que tienen los periodistas y medios de comunicación social masivos sobre el proceso de paz en Colombia. Es tal el mal ambiente que hay al respeto que el presidente Juan Manuel Santos, en uno de sus últimos viajes a Miami, en Estados Unidos, dio la orden de levantar el veto sobre los acuerdos llegados con la guerrilla de las Farc.
Sin embargo, esto no ha hecho el efecto deseado. Las dudas y los ataques a la forma cómo se está llevando a cabo este proceso persiste. Cristian Mancera Mejía, director de www.latribunacolus.com del Diario de las Américas, en su artículo de análisis titulado 'La peligrosa y siniestra maniobra de las Farc', señala que "durante ya dos años hemos estado pendientes de cómo el Gobierno de Juan Manuel Santos negocia una paz con el grupo terrorista de las Farc, y este fin de semana ese proceso llegó a su suspensión por el secuestro del general Rubén Álzate.
Este martes la guerrilla de las Farc confirmó que efectivamente tiene al general de la República en su poder lo que pone en evidencia el juego siniestro de las Farc. Su intención seguramente es presionar un cese de hostilidades bilateral sin que estos terroristas se comprometan a cesar sus actividades criminales. Dicho esto, ¿qué podemos esperar?
Lo peor sería la respuesta más adecuada debido a que aunque los diálogos se llevan a cabo en La Habana, Cuba, la diferencia con San Vicente del Caguán es casi inexistente. En esta ocasión, al igual que en esa oportunidad, el país ha caído en manos de la guerrilla sin que exista ninguna intención por parte de Juan Manuel Santos de tener una mano dura con el crimen de las Farc tal y cual sucedió con Andrés Pastrana en el 2002.
El país se siente menos seguro como consecuencia de estos diálogos, y sí se ha avanzado, ¿pero a qué costo? Estamos entregando demasiado a cambio de poco y, la verdad, una paz con impunidad, inseguridad, y llena de mentiras no es una paz duradera y mucho menos estable. El país reclama seriedad y la liberación del general Álzate cuanto antes sin más dilaciones. Si las Farc quieren un cese bilateral del fuego, el grupo terrorista tendrá que dar muchas garantías que no precisamente son secuestrar a más personas de manera cobarde y miserable. Algunos sectores de la opinión han sugerido que el secuestro hace parte de un plan siniestro de la derecha para torpedear el proceso, lo cual sólo genera risa y asombro. El secuestro no es obra de la derecha, es obra de la guerrilla de las Farc, la cual el país debe luchar por exterminar sin rendir al Estado colombiano y mucho menos rindiendo a las instituciones a cambio de la impunidad y el lavado de los activos de los máximos líderes de las Farc.
Entonces dada la confirmación del secuestro del general Álzate por parte de este grupo guerrillero sólo podemos pensar que es una estrategia más de las Farc para exigir mucho más en la mesa de diálogos. Ellos saben que se ha avanzado mucho en la mesa de conversaciones y que Juan Manuel Santos hará lo que sea por alcanzar una paz mentirosa para que su legado no sea igual o peor al de Andrés Pastrana, quien le apostó todo a la paz con el grupo guerrillero y fracasó rotundamente. Entonces, el panorama es bastante siniestro y el juego de las Farc puede llevar a Juan Manuel Santos a entregarlo todo poniendo en riesgo la estabilidad del Estado sólo por ser quien alcanzó la paz, así sea con impunidad.
El juego siniestro de las Farc por ahora da resultados y ya veremos si logran sacar más ventaja como consecuencia de este secuestro del general Álzate. Lo que no puede permitirse es que este juego siniestro de 50 años les siga impidiendo a los colombianos transitar libremente por su país. Esto tiene que acabarse sea por la vía de la paz o liquidando a este grupo terrorista por la vía militar que ya se demostró que también es una opción viable ante las burlas sistemáticas de las Farc con Colombia".
Querer decir que lo anterior es mentira, es querer tapar el sol con las manos. Todo es verdad. Así, desafortunadamente, para los colombianos ven este proceso de paz. ¿Qué estamos esperando los colombianos? Por lo menos, el Presidente debe aprovechar y exigir la liberación de todos los secuestrados.