El compromiso de las naciones desarrolladas

Editorial
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Brasil será protagonista en la próxima conferencia en Perú sobre cambio climático y exigirá que las naciones desarrolladas se comprometan fuertemente a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, una petición que puede considerarse en un inicio de conversaciones serias sobre este tema tan importancia para el mundo entero.
Lo que se quiere es que países desarrollados como Estados Unidos detallen sus planes para reducir las emisiones de carbono en la próxima ronda de negociaciones globales a realizarse en Lima.
La cumbre de Perú es esencial para crear la directriz rumbo a un acuerdo global encaminado a reducir las emisiones que será negociado en una cumbre sobre cambio climático el año próximo en París y se quiere saber que las naciones desarrolladas hagan compromisos para reducciones estratégicas de emisiones; es lo que se está buscando en Lima.
Llegar a un acuerdo global en torno a la reducción de emisiones de carbono después de dos décadas de negociaciones ha enfrentado desde hace tiempo a las naciones desarrolladas contra los países en desarrollo. Los países ricos quieren que naciones como China y otros países grandes en desarrollo establezcan objetivos ambiciosos, pero las naciones en desarrollo dicen que los países industrializados tienen una responsabilidad histórica de encabezar la lucha contra el calentamiento global y ayudar a los más pobres a hacer frente a su impacto, ya que desde hace mucho tiempo destruyeron sus propios bosques y están entre los mayores emisores de gases de efecto invernadero.
En 2009, Brasil dijo que reduciría voluntariamente sus emisiones de carbono en 39% para 2020, una meta que el gobierno ha dicho que alcanzará cuatro años antes, además de conseguir avances al reducir de manera importante la deforestación de la selva amazónica desde 2008. Aproximadamente 75% de las emisiones de carbono de ese país provienen de la destrucción del Amazonas, al quemarse la vegetación y pudrirse los árboles caídos.
Muchos ven también a la selva como la defensa natural más grande contra el calentamiento global, ya que actúa como un gigantesco mecanismo de absorción de dióxido de carbono.
Aproximadamente 47% del suministro de energía primaria de Brasil proviene de fuentes renovables y que hasta 75% de la electricidad que el país genera es renovable, en su mayoría hidroeléctrica; en comparación, el gobierno de Estados Unidos dice que 10% del suministro de su energía primaria y 13% de su electricidad provienen de recursos renovables.