El paro de maestros

Editorial
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Vuelve hoy el magisterio nacional a un cese de actividades educativas en todo el país, después de haber realizado el último, días siguientes a la posesión de la actual ministra de Educación, Gina Parody.
A los educadores del país, no le ha caído bien la campaña de la Ministra que está recorriendo el país en busca de cumplir una promesa electoral del presidente Juan Manuel Santos, la cual consiste en la implementación de jornada única en todo el país a partir del año entrante, a pesar que no hay condiciones para realizar este brusco cambio, que además, está alrededor de los 24 billones de pesos. ¿De dónde aparecerá este dinero? Seguramente la mermelada bajará y habrá para educación.
De otro lado, existe inconformidad en el gobierno y en la ciudadanía en general que rechaza este paro ad portas de la terminación del año escolar en el calendario A. cuando se está en la última etapa y en la preparación de las actividades propias. A lo anterior los maestros aducen que ellos también deben ser tenidos en cuenta y en sus necesidades y Fecode quiere recordarle al gobierno nacional que con su anuencia y como garante de los mismos, se firmaron dos actas de acuerdos, en septiembre de 2013 y mayo de 2014; y que de ellos, aún están pendientes puntos de trascendencia; entre otros, la prestación de los servicios de salud en correspondencia con el pliego de condiciones contratado; la concertación del Estatuto Único de la Profesión Docente en la Comisión Tripartita, el pago de deudas por diversos conceptos, el respeto a la vida e integridad física y las garantías para el ejercicio de la labor docente y sindical, el proceso de nivelación salarial del magisterio colombiano para lo cual el Gobierno Nacional incluirá en el Marco Fiscal de Mediano Plazo, las partidas presupuestales que garanticen los recursos y los trámites legislativos que para ello se requieran; así mismo, el establecimiento de un nuevo modelo o sistema de ascenso y reubicación en el nivel salarial que contribuya al mejoramiento de la calidad de la educación y la dignificación de los maestros del 1278.
Vale la pena aclarar que en plena campaña reeleccionista el presidente Santos firmó con el Magisterio algunos puntos, que después no se han tenido en cuenta y que están en el aire dando la sensación que fueron más bien acuerdos electoreros que el pensar en el bienestar de una buena parte de la población colombiana, como son los docentes.
De otro lado, frente a la Jornada Única, Fecode ha venido insistiendo en que esta jornada exige el desarrollo de estudios serios y presupuestos disponibles en cuanto al número de alumnos a participar y beneficiar, construcciones escolares, costos, criterios para la elaboración del nuevo currículo, nombramientos de maestros, disminución de los parámetros de estudiante por grupo, salario profesional para los docentes, dotación de las distintas instituciones y garantías escolares para los estudiantes; entre ellas, restaurantes, bibliotecas, transporte, deportes, lúdicas, artísticas.
Lo anterior en el entendido que Colombia es un país de regiones -urbanas, semiurbanas, rurales, de difícil acceso y alto riesgo- multicultural, multiétnico, donde hay pobreza, hambre, desnutrición y segregación en muchas zonas, diversa en muchos otros aspectos y no homogénea; pero que además, vive un conflicto armado, político y social y en correspondencia con ello hay que actuar y proyectar.

Explica Fecode que la jornada única no puede ser una versión "moderna" de la jornada ampliada o la jornada complementaria; pero tampoco el modelo puede ser más tiempo, para hacer más de lo mismo. No existe, ningún sustento pedagógico, ni psicológico, ni de ningún otro tipo, que permita decir que la calidad de la educación es, principalmente, un problema sólo de tiempo de permanencia en la Escuela. El caso de Finlandia sirve de ejemplo para desmontar esta creencia.
Los maestros viven y pueden ser testigos reales de las condiciones habitacionales y del contexto social que rodea la vida de la inmensa mayoría de los niños en el país, que encuentran alivio si tienen para sí una escuela abierta, en la que se les posibilite otras actividades formativas o recreativas aparte de las tareas escolares. Cuando el magisterio habla de la jornada única está pensando en la integralidad de la formación y en el bienestar de los niños y jóvenes, porque ello incide de manera determinante en el buen curso del trabajo pedagógico.
No debemos engañarnos con las sonrisas de la Ministra, porque ella busca quedarle bien y que el Presidente también cumpla: pero la realidad es otra. Solo basta ir y mirar las condiciones en que están las baterías sanitarias de las instituciones educativas para saber que este proyecto merece más estudio ya que hay que priorizar otros temas educativos y de infraestructura de colegios; hacer estudios en donde participa toda la comunidad educativa y sobre todo se necesitan políticas públicas de Estado y no experimentos, que pueden fracasar.